Sarkozy ha defendido la entrada de España en el G-20 en su intervención en la sesión solemne celebrada en el Congreso ante diputados y senadores en el marco de su visita de Estado a España.

"No hay que elegir, es un deber y no podemos decirle a España que cumpla con sus obligaciones internacionales y después, por razones de costumbre, decir que no dispone del asiento al que tiene derecho.

España tiene que formar parte", ha argumentado Sarkozy.

Ha recordado que le pareció "profundamente injusto" cuando España quedó fuera de la primera reunión del G-20 celebrada en Washington el pasado mes de noviembre, por lo que decidió cederle su puesto al jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero.

El dirigente francés ha hecho hincapié en que España tiene que ser miembro por derecho propio del foro, encargado de la reforma del sistema financiero mundial, al ser una de las primeras veinte economías mundiales.

Sarkozy ya defendió que España tenga un asiento permanente en el G-20 en la cena de gala celebrada ayer, lunes, ante la presencia del Rey y de las altas instituciones del Estado.

En materia económica, Sarkozy también se ha referido a las interconexiones energéticas y de transportes entre España y Francia.

Ha reconocido que en su país ha habido "durante demasiado tiempo una ausencia de voluntad política" para crear infraestructuras acordes a lo que representan ambas naciones.

"Aquel tiempo, se lo digo solemnemente, ha quedado atrás", ha zanjado.

Ha garantizado que el AVE entre España y Francia estará en servicio dentro de tres años, cuando será posible ir entre Barcelona y Lyon en menos de cuatro horas.

También se ha comprometido a asegurar las redes energéticas, en especial, la interconexión de alta tensión eléctrica a través de La Junquera después de más de quince años de negociaciones.

"Propongo menos discursos, menos declaraciones de principios y más decisiones. Ustedes necesitan energía y franceses y españoles necesitamos infraestructuras, así que adelante", ha dicho entre los aplausos de los parlamentarios.

"Los Pirineos no pueden ser una barrera infranqueable", ha concluido Sarkozy.