Ocho meses después del accidente del vuelo JK5022 de Spanair, once de los supervivientes se sometieron ayer a un reconocimiento forense en los Juzgados de la Plaza de Castilla para determinar la gravedad de las heridas sufridas. Las víctimas reclamaron que “la seguridad aérea sea máxima” para que “no se vuelva a repetir” lo sucedido el fatídico 20 de agosto y que no fallen los sistemas de emergencia en el aeropuerto de Barajas.

“Todos los afectados queremos saber la verdad sobre lo que pasó, por qué pasó y qué cosas se hicieron mal para que no vuelva a pasar”, manifestó la monfortina María Loreto Mercedes, quien se sometió a un examen médico después de que el pasado 2 de diciembre testificará ante el juez Javier Pérez. Ese día, se quejó de la tardanza de los equipos de emergencia. El 2 de agosto, perdió a su hija de 23 años.

Ayudada de unas muletas, Loreto volvió a incidir en que el operativo de emergencias de Barajas “no funcionó” con toda “la rapidez y eficacia” que exigía esa situación. “No parece normal que la asistencia sanitaria tardara en llegar entre 30 y 40 minutos, teniendo en cuenta que el avión estaba en una de las pistas”, recalcó la mujer. Asimismo, manifestó su descontento porque “a nivel de Gobierno no me ha llamado nadie”.

Confió en que “el tiempo” ayude a los afectados a “superar” lo que pasó. “Queremos que quién haya tenido la culpa lo pague. Que se identifique a los responsables para que de haga justicia”, clamó.