El juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz procesó ayer al presunto jefe militar de la banda terrorista ETA Jurdan Martitegi, que fue detenido el pasado sábado en Francia, por su implicación en el atentado cometido en abril de 2008 contra la casa-cuartel de la Guardia Civil en la localidad alavesa de Legutiano y que provocó la muerte del sargento Juan Manuel Piñuel. Pero Martitegi no estuvo solo, ya que el magistrado también procesó a otras cuatro personas relacionadas con este atentado. Según el magistrado, los cinco procesados cometieron delitos de asesinato terrorista, lesiones, estragos y robo de vehículo.

Además de Jurdan Martitegi, el magistrado relaciona con la comisión del atentado al jefe del “Comando Vizcaya” Arkaitz Goicoetxea, y a los miembros Aitor Cotano e Iñigo Gutiérrez, detenidos en julio de 2008. Asimismo, también procesó a Eneko Zarrabeitia, que fue arrestado en territorio francés el diciembre pasado en compañía del predecesor de Martitegi al frente del aparato militar, Aitzol Iriondo.

En el caso de Gutiérrez, al asesinato terrorista, lesiones, estragos y robo de vehículo, suma un delito de colaboración con organización terrorista. Asimismo, Pedraz acredita estos hechos en base a la localización de una nota manuscrita atribuida a Martitegi con la leyenda “aluminio 20 kg hautsa”, así como a otras pruebas periciales y testimonios incriminatorios.

Además, el auto desvela que la furgoneta-bomba empleada en el atentado de Legutiano fue entregada en Francia por Zarrabeitia a Cotano y Gutiérrez. Posteriormente, ellos la trasladaron hasta España con la protección de un vehículo lanzadera. Una vez que se encontraban en territorio español, Martitegi se hizo cargo del automóvil, desplazándose hasta la casa-cuartel acompañado de Goicoetxea. Finalmente, Arkaitz Goicoetxea fue el encargado de conducir el automóvil para la huída.

“Al llegar al cuartel, Jurdan se bajó de la furgoneta momentos antes de que fuera a explosionar”, explica el juez, antes de añadir que el coche empleado para escapar de la zona fue abandonado en el Alto de Urkiola (Vizcaya), dotado de un artefacto explosivo que no llegó a explosionar.