No han querido hacer públicos sus nombres y señalan como principal motivo para hacer pública su integración en la banda terrorista el hecho de que "a pesar de no ser de ETA" se les ha pretendido juzgar como si lo fueran lo que ha desencadenado, dicen "la imposibilidad de seguir trabajando" en los pueblos donde residen, recoge 'Gara'. de este modo, los firmantes se presentan como militantes de la izquierda abertzale que han "trabajado en diferentes organizaciones del Movimiento de Liberación Nacional Vasco hasta que policías armados hasta los dientes han venido a torturarnos y encarcelarnos y nos hemos visto obligados a huir".

En el texto denuncian también que "Euskal Herria no conoce la democracia, no puede decidir su futuro" y que además, "la ofensiva represiva y la situación antidemocrática que vive nuestro pueblo se siguen endureciendo". De este modo destacan que "no hay libertad de expresión, no hay libertad de asociación, no hay libertad de manifestación, no nos dejan vivir como independentistas" y censuran la actuación de "los políticos desvergonzados de PNV y Nafarroa Bai que, junto a los torturadores de PSOE y PP, nos reclaman la condena a ETA".

Según indican, "ante la imposibilidad de seguir trabajando en nuestros pueblos", no tienen "ninguna intención de claudicar", ni de presentarse ante la Audiencia Nacional. "Si el enemigo pretendía neutralizarnos, se ha equivocado por completo", afirman, añadiendo que "sólo nos queda hacer frente a la razón española de las armas con las armas en la mano, u00A1y lo haremos con determinación!". De este modo, aseguran que, "a pesar de no ser de ETA, han pretendido juzgarnos y secuestrarnos como si así lo fuésemos, pero ante esto no nos acobardamos: como muchas otras personas antes que nosotros, hemos tomado la decisión de coger las armas y pasar a formar parte de Euskadi Ta Askatasuna".

Esta declaración llega el mismo día en que la 'Fundación de Víctimas del Terrorismo' hace público un informe en el que se destaca que más de 40.000 personas están afectadas directamente por algún tipo de 'violencia de persecución' ya venga directamente de las banda terrorista como de sus grupos afines o de simpatizantes, un número que se debe enmarcar dentro de los 2.700.000 habitantes que suman el País Vasco y Navarra. De todo ello, unos 1.000 tienen que ir escoltados diariamente debido a los elevados riesgos para su seguridad y no pueden moverse sin cobertura de seguridad inmediata, "con su correspondiente restricción de libertades, con las repercusiones que merman su capacidad de convivencia y hasta el deterioro que ocasionan en su salud individual".

PUEDEN SUFRIR TRASTORNOS

En este sentido, el artículo alerta de las consecuencias que este acoso tiene en las personas perseguidas y asegura que ya han sido contrastadas por algunos doctores vascos. "Cambiar de conductas habituales ante la amenaza continua y difusa, el sesgo en la percepción tras un anillo de aislamiento preventivo a su alrededor, las dificultades en su medio laboral, la autoinculpación ante los riesgos para sus familiares o el escaso apoyo externo conduce a la aparición de numerosos síntomas", asegura. Así, las víctimas pueden sufrir trastornos como ansiedad, miedo, sensación de aislamiento e, incluso, aumentar de forma significativa el consumo de tóxicos o sedantes, en muchos casos autoadministrados.

Además, asegura que alguien se beneficia políticamente de esta persecución terrorista y apunta directamente a "las opciones ideológicas que auspician y amparan este tipo de violencia", es decir, "la antigua Batasuna con cualquiera de sus nombres actualizados". A su juicio, esta organización adquiere "un protagonismo y una capacidad de influencia social muy superior a la que por votos electorales le pudiera corresponder en una situación normalizada". En un repaso de las obras que abordan este asunto, echa en falta trabajos elaborados "desde las filas del nacionalismo extremista", que, según señala, "pasa de puntillas" sobre él.

Sin embargo, apunta que el acoso sí es tratado por diversos panfletos y librillos "de consumo interno", en los que "la apología de semejante práctica, junto a consejos tácticos y manuales de lucha, han sido pautas habituales". Esta forma de violencia incluye entre sus métodos de actuación actividades "clásicas" del terrorismo tales como asesinatos, extorsiones o amenazas directas, pero también otras formas "de aterrorizar y amedrentar más difusas" como denuncias públicas, plantones o cercos. Por ello, las principales asociaciones y colectivos de víctimas han realizado un esfuerzo para que el acoso sea contemplado también en la nueva ley de protección y reconocimiento a las víctimas del terrorismo que se encuentra en fase de negociación. Además, el Congreso aprobó ya una iniciativa que insta al Gobierno a trabajar en este sentido.