"A veces es necesario olvidar --afirmó el purpurado durante el discurso de apertura de la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española--, no por ignorancia o cobardía, sino en virtud de una voluntad de reconciliación y perdón verdaderamente responsable y fuerte; una voluntad basada en los altos ideales de la paz que se alimenta de la justicia, de la libertad, y ¿por qué no decirlo? del perdón y del amor fraterno. Es lo que puede llamarse una auténtica y sana purificación de la memoria".

Rouco Varela señaló que "hay que liberar a los jóvenes de los lastres del pasado, no cargándolos con viejas rencillas y rencores, sino ayudándoles a fortalecer la voluntad plena de concordia y de amistad".

En este sentido, recordó lo que había publicado la CEE, en Asamblea Plenaria, en 1999 al hacer balance del siglo XX: "Tanto los conflictos externos, como los enfrentamientos internos entre distintas ideologías, grupos sociales, regiones o nacionalidades han dado paso a una creciente concordia social que es casi seguro el mejor legado de nuestra historia reciente".

Además, añadió, también con palabras de esa Plenaria, que la Iglesia "desea pedir el perdón de Dios para todos los que se vieron implicados en acciones que el Evangelio reprueba, estuvieran en uno u otro lado de los frentes trazados por la guerra". "La sangre de tantos conciudadanos nuestros derramada como consecuencia de odios y venganzas, siempre injustificables, y, en el caso de muchos hermanos y hermanas como ofrenda martirial de la fe, sigue clamando al Cielo para pedir la reconciliación y la paz", concluyó.