El presidente del PP, Mariano Rajoy, exigió ayer al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, la "permanencia" de España en todo el proceso de negociación de la reforma del sistema financiero internacional, a lo que éste le respondió que el Gobierno trabajará para estar en todas las etapas.

Zapatero se entrevistó, durante unos tres cuartos de hora, con Rajoy en el Congreso de los Diputados, donde le convocó para informarle de la posición que España mantendrá en la cumbre del G-20 del próximo sábado en Washington.

Tras la reunión, Rajoy dijo que el presidente había escuchado las propuestas que le entregó, mientras que Zapatero destacó que hay "buena relación" con el líder del PP, quien sostuvo que España tiene "mucho que decir" en el proceso que se abre el sábado, porque la regulación financiera que aprobó en 1999 el PP "ha demostrado su eficacia y es elogiada por casi todo el mundo".

Según Rajoy, la presencia española no se puede "limitar" sólo a asistir a Washington y criticó que en la reunión del G-20 del pasado fin de semana, celebrada en Sao Paulo, no participó España, lo que en su opinión "hay que normalizar" y convertir en "situación permanente".

Al respecto, fuentes del Gobierno dijeron que Zapatero trasladó al dirigente del PP su intención de que España participe no sólo en Washington, sino en los distintos foros que se abran posteriormente. Zapatero se comprometió a estudiar las propuestas del PP y a incorporar al documento oficial las que considere útiles.

Rajoy le reiteró que "hay que dar la batalla" para que España esté en todas las discusiones, porque es una cuestión que el PP "se ha tomado en serio".

El líder del PP indicó que el objeto de la reunión es contribuir a que el sistema financiero vuelva a ser el "instrumento canalizador" de ahorro hacia las familias y las empresas. Así, tal y como consta en el documento de propuestas del PP, Rajoy remarcó que las perspectivas económicas de España en esta época de crisis son "de las peores" entre los países representados en la cumbre, lo que obliga, a su juicio, a hacer lo posible para corregir su elevado "déficit exterior".

En este sentido, resulta necesaria "la austeridad de las cuentas públicas", un aspecto que a Rajoy, según destacó, preocupa mucho, pues son notorias la crisis de liquidez y las consiguientes "dificultades" de las familias para acceder a los créditos.

También transmitió a Zapatero que, a pesar de que los "problemas" que atraviesan las entidades financieras españolas son importantes, son mayores los de la economía real, entre los que citó el desempleo y el parón de actividad.

Por ello, Rajoy apeló a la responsabilidad de todos los sectores implicados (entidades financieras, organismos supervisores y gobiernos) para que se impliquen en la búsqueda de soluciones, que a su juicio deben defender siempre "la libertad económica y la economía de mercado".