El presidente de honor del PP, José María Aznar, recordó ayer a la nueva dirección del partido, encabezada por Mariano Rajoy, que cuando pactó con los nacionalistas en 1996 antes había ganado las elecciones, y ello aunque "a algunos les pare-cíamos tan antipáticos como incapaces de gobernar".

En su discurso ante el plenario del XVI congreso, Aznar pidió "que no se olvide" el orden de su acercamiento a los nacionalistas, ya que "primero ganamos las elecciones y, después, gobernamos con diálogo y acuerdos". "Por ese orden, y que no se olvide", aseveró. A su juicio, si en 1996 el PP llegó a gobernar fue "porque ofrecimos un proyecto solvente que merecía confianza".

Aznar explicó que bajo su mando el PP pactó con otros partidos, tanto con mayoría relativa, entre 1996 y 2000, como tras obtener la mayoría absoluta, con "aún más acuerdos y de mayor alcance". "Llegamos a acuerdos sensatos, públicos y transparentes porque eran buenos para España", aseguró a los compromisarios.

Su intervención estuvo plagada de alusiones y críticas al "giro al centro" que el actual líder de la formación, Mariano Rajoy, pretende y, especialmente, trufado de referencias a los "símbolos del PP" durante los últimos cuatro años, entre ellos, María San Gil y José Antonio Ortega Lara. En este sentido, Aznar llegó a advertir que el PP es una formación "joven pero de sólidas referencias morales que no debemos perder nunca porque sin ellas no seríamos lo que somos". En cualquier caso, el ex presidente, como "el militante más disciplinado", concedió su "respaldo responsable" a Rajoy.

Además, advirtió "sobre el sentido de la renovación" que lleva a cabo el PP. "Siempre he dicho: cuando vayas avanzando procura que cada vez veas más gente siguiéndote. Nadie debe quedar por el camino. Si así fuera tendríamos razones para preocuparnos. Porque el esfuerzo de integración que iniciamos hace ya unos cuantos años ha sido la clave de nuestro éxito. Sin integración y sin unidad difícilmente tendremos futuro como partido de Gobierno", proclamó el ex presidente del Gobierno, que resaltó que el objetivo del PP "no es heredar a la izquierda, sino ganarle en las urnas y sustituirla democráticamente".