Durante la visita con motivo de la apertura de una unidad pionera en maquillaje proporcionado por L'Oréal para pacientes con trastornos de piel, la presidenta del PP en Madrid se atrevió incluso a acercar a dos de las trabajadoras más incisivas en sus protestas para, a un palmo de su cara, rebatirlas sus proclamas. A una de las empleadas del hospital la sujeta incluso la pancarta para poder dialogar con ella.