ETA quiso ayer ensombrecer el anuncio del nuevo Gobierno a su manera, con una nueva bomba trampa de escasa potencia que explotó en un repetidor de telefonía móvil de la localidad navarra de Lapoblación.

La banda no consiguió su objetivo, ya que los daños provocados por la explosión fueron mínimos. Al inspeccionar la zona, lo que más sorprendió a los artificieros de la Guardia Civil fue que los terroristas habían colgado dos carteles que preveían a los paseantes del peligro al que se enfrentaban si pasaban por allí. Uno en castellano decía "Peligro bomba ETA", y otro en euskera "Ez ikutu" ("No tocar").