José Miguel Blanco / Madrid

Era una de las incógnitas más previsibles de Mariano Rajoy. Pío García Escudero volverá a ser portavoz del grupo popular en el Senado en la balbuciente legislatura. Una ovación recogió el anuncio de la vuelta al hemiciclo como primer espada del PP de este enamorado de la fiesta de los toros, que a base de años en la Cámara Alta puede llegar a sentirse en ella tan a gusto como en el tendido del cinco en la madrileña plaza de las Ventas.

Que fuera compañero de José María Aznar en el madrileño colegio de El Pilar no parecía condición suficiente para predestinar su salto a la arena política, máxime cuando su vocación fue por otros derroteros, se convirtió en arquitecto y se especializó en la reconstrucción de monumentos históricos. La plaza mayor de Salamanca, la fachada plateresca de la universidad de esa ciudad o la Puerta de Alcalá de Madrid forman parte de su lista de actuaciones.

Tras su paso por Castilla y León como director general del Patrimonio y por el ayuntamiento de Madrid como director de rehabilitación, en 1991 fue elegido diputado autonómico madrileño en 1991 y dos años después ocupó la presidencia del PP de Madrid. A partir de entonces, la Asamblea de Madrid, el ayuntamiento y el Senado han sido testigos del quehacer político de García Escudero, quien ha ido ocupando diversos puestos de responsabilidad en el PP desde que se estrenó como portavoz del grupo popular en la Cámara Alta en 1996.

Desde entonces ha logrado reconocimientos como los que le ha concedido en varias ocasiones y en diversas categorías (entre ellas senador del año y "azote" del Gobierno) la Asociación de Periodistas Parlamentarios. Pero el reconocimiento que más ilusión le habrá hecho es el de haberse convertido el 9 de marzo en el senador más votado de la democracia, con casi 1,7 millones de votos.

Su nombre es uno de lo que suenan con insistencia para ocupar la secretaría general del partido tras el congreso de junio.