Había una experiencia previa. Los niños del colegio San José de la zona monumental de Pontevedra, utilizan la Praza do Teucro como patio de recreos. Es bueno para ellos que disponen de un espacio de esparcimiento agradable, y es bueno para nosotros que disfrutamos del buen ambiente que generan al verlos crecer con tranquilidad y normalidad.

Otro centro educativo, en este caso el colegio público de Barcelos, también con problemas de espacio para juegos en los recreos, exigía una solución similar. Y en este caso fueron sus alumnos los que encontraron la posible solución en la misma Plaza de Barcelos, un inmejorable patio de recreos.

Las imágenes son elocuentes en cuanto al beneficio en el cambio de prioridades de uso de la plaza.

El problema era la seguridad. Lo cierto es que alrededor de este espacio público circulaba mucho tráfico. Especialmente en horas punta a causa de las necesidades del colegio. Antiguamente en la plaza se aparcaba libremente, luego se limitó, pero seguía habiendo mucho tráfico.

Las posibilidades de circulación invitaba a los padres de los niños a llegar con el coche hasta la puerta del colegio, mientras decenas de conductores daban vueltas por la zona esperando la oportunidad de aparcar en uno de los escasos espacios libres posibles. El resultado eran atascos a diario.

Por ello, la propuesta de la dirección del centro escolar a partir de ideas trabajadas por los propios alumnos, en clases especialmente coordinadas por docentes, fue muy bien recibida por el gobierno local, especialmente por las Concellerías de Mobilidade y Educación.

Para llevar adelante un plan tan ambicioso era necesario poner en marcha diferentes engranajes de la maquinaria gubernamental. Seguros, permisos y otras reglamentaciones exigían la coordinación entre autoridades de la Xunta de Galicia y Concello. La propuesta de los niños encontró vías de salida rápidamente. Hoy la plaza se encuentra funcionando tal y como lo soñaron los alumnos del colegio, y pocos se atreven a discutir los beneficios.

La parte más discutida, una vez más, fue la reordenación del tráfico. La solución se encuentra en las mismas premisas que propone todo el modelo urbano de la ciudad. La limitación al tráfico rodado redunda en beneficio del peatón, del paseante, del posible cliente del comercio local, de los niños que juegan, en definitiva, de los vecinos que comprenden que caminar es mejor.

Sin embargo, por la Plaza de Barcelos se sigue circulando en coche. Con numerosas plazas de servicio para aparcar 15 minutos se encuentra sitio rápidamente y, según datos que maneja la policía local, hay actualmente menos problemas de retenciones que antes. El espacio ganado a los viales lo ocupan pistas deportivas y zonas de juegos, que no solo se aprovechan durante los recreos del “cole”. Han convertido Barcelos en un gran centro de juegos infantil y juvenil.

Reordenación por seguridad

El debate puede terminar en empate. O no terminar nunca. Yo digo que si puedo llevar a mi hijo hasta la puerta del colegio en coche estará más seguro. Pero una vez que el niño abandona el habitáculo del vehículo, decenas de padres con coche, y que piensan igual que yo, se convierten en potenciales peligros para el escolar. La postal habitual de la puerta del CEIP de Barcelos a las 9 de la mañana era una caravana interminable con coches apurados esperando para dejar a sus niños, atascando también al resto de conductores. Hoy, la zona frontal de la calle del colegio está liberada de tráfico rodado. Los niños se reencuentran cada mañana sin pensar en los problemas de seguridad. La posibilidad de aparcar en zonas de servicio y llegar caminando sin duda aumenta la sensación de seguridad.