Una de las formas más clásicas de publicidad para miles de negocios es el correo publicitario. Utilizado tanto por grandes como por pequeñas empresas, el envío de cartas o folletos publicitarios a grandes grupos de consumidores tiene una efectividad bien conocida cuando se quiere dar a conocer productos y servicios a un público determinado. Para ello se emplean dos fórmulas diferenciadas según sea el caso: por un lado está el buzoneo, en el que las cartas o folletos son repartidos de manera generalizada por los buzones de una zona objetivo, que puede ser un barrio o una ciudad, y por otro lado está lo que se conoce como mailing o correo directo, donde partiendo de una base de clientes o potenciales clientes con nombres y apellidos se les envían las cartas o impresos vía servicio postal, habitualmente a nivel nacional.

La fórmula elegida dependerá del tipo de anunciante: los negocios a pie de calle (establecimientos de comida a domicilio, supermercados, clínicas, centros de belleza, etc.) emplean el buzoneo para distribuir folletos o cupones con productos o servicios en promoción, aunque hay países como EEUU donde legalmente no está permitido este uso de los buzones. Por contra, el mailing personalizado es empleado principalmente por bancos o compañías de seguros para dar a conocer nuevos productos a sus clientes, de quienes tienen sus datos postales y conocen algunas de sus necesidades o preferencias.

La llegada de la era digital ha ampliado estas prácticas al medio electrónico, con el uso del email, pero no ha hecho retroceder el uso de los tradicionales flyers o folletos en papelflyers. Un reciente estudio de la firma canadiense BrandSpark International encontró que el 97% de los encuestados habían leído un folleto físico en el último mes, y el 73% de ellos afirmaron usar folletos para descubrir nuevos productos. Además, el 50% dijeron que se sentirían decepcionados si una de sus tiendas habituales dejase de imprimir folletos, mientras sólo el 8% de los encuestados manifestaron que la desaparición de estos impresos no sería un problema. Por último, casi tres cuartas partes (71%) veían más probable visitar un establecimiento que les hubiera enviado un folleto.

Para los anunciantes, una ventaja fundamental que tiene el folleto impreso frente a otros medios es que el mensaje es entregado directamente al consumidor. Una persona puede cambiar de canal en su televisor al comenzar los anuncios, o ignorar la publicidad en el periódico, revista o página web que esté leyendo, pero tarde o temprano abrirá su buzón de correo y en ese momento el anuncio estará en sus manos en un momento en que ese consumidor probablemente le prestará su atención, junto con el resto del correo.

Si somos un anunciante que se plantea imprimir un mazo de folletos para repartir, una opción muy empleada hoy en día, por comodidad y por precio, es contactar a una imprenta online, que puede además proporcionarnos el diseño del mismo, con la calidad de papel y el tamaño que deseemos. Lo mismo vale para la preparación de cartas y/o sobres con la imagen de nuestra empresa. Una vez recibido el material de la imprenta, se podrá encargar a una empresa de correo o de buzoneo su distribución al público al que va destinado.

Cabe también señalar por último, en la otra cara de la moneda, el abuso que algunos anunciantes han hecho o hacen de este tipo de publicidad, lo que ha dado lugar a la expresión "correo basura". Este fenómeno es especialmente acusado en el caso del correo por internet, donde debido a su bajísimo coste se producen muchos envíos masivos e indiscriminados (conocidos como “spam”), pero es mucho menos frecuente en el correo postal.