Si la prioridad peatonal se considera la fórmula que abre las puertas a la Pontevedra monumental para descubrir sus monumentos y permite poner en valor su rico patrimonio cultural, artístico y arquitectónico, podemos decir que la iluminación urbana abre las ventanas de la ciudad para llenarla de luz.

Hasta el año 1999 la ciudad del Lérez tenía dos problemas muy graves. Centenares de coches obstaculizando la circulación y una iluminación deficiente que, sobre todo durante los días cortos de invierno, le dan un aspecto de lugar lúgubre que incluso podía dar la sensación de peligroso. Muchos padres reconocen que no querían que sus hijos fueran solos por la calle, ni siquiera a pocos metros de casa hasta una clase de música o de inglés.

Iluminación en A Ferrería. Abajo se observa como las farolas anteriores emitían luz hacia arriba.

Quienes conocen ahora Pontevedra por primera vez no pueden creer que esto fuera real. Hoy en día las familias disfrutan de terrazas en las plazas del centro histórico mientras los niños juegan con balones o patines sin que nadie tema por ellos. La sensación de seguridad es máxima y en esto también tiene mucho que ver la iluminación. Este es el secreto que consigue que lo que pudimos espantar de día no vuelva por las noches.

Este plan de iluminación integral que también se está llevando a zonas rurales ya suma unos 10 millones de euros de inversión, e incluye en el plan una modernización que pretende una mayor eficiencia en cuanto a iluminación y ahorro energético.

Evidentemente, todo va en la misma dirección y es parte del modelo urbano de Pontevedra que no deja detalles librados al azar. Desde el punto de vista social tiene la misma intención que tiene, por ejemplo, la decisión de traer las fiestas de nuevo al casco urbano: dinamizar las calles, beneficiar el comercio y la hostelería y a toda la economía local en general.

Abrir las plazas al ciudadano, sacar las sombras de calles y soportales y permitir a la gente que también disfrute de la noche en la ciudad repercute en la cohesión social en beneficio de los vecinos de Pontevedra, más activos social y económicamente en una urbe más segura.

Para mejorar todo la luminaria de la ciudad el gobierno local no se limitó a sumar farolas. Al criterio de eficiencia también se sumó el de estética, otro valor fundamental del éxito que presenta el modelo urbano de la ciudad. En principio, una empresa local diseñó modelos exclusivos inspirados en la capital, cuyo éxito aprovechó a posteriori la misma empresa privada que terminó exportando las nuevas farolas a diferentes ciudades de Europa.

Pero, sin duda lo más importante era el informe de eficiencia que la misma compañía debía presentar. Hoy se puede caminar por todo el casco histórico y nadie pasea por Pontevedra con miedo a la oscuridad.

Tecnología Led sumada a farolas direccionales, permite que con un considerable ahorro energético además se ilumine solo lo necesario, evitando derroche hacia arriba o, incluso que se metan haces de luz en ventanas particulares durante la noche.

Servicios bajo tierra

En el mismo sentido, para ganar en estética, eficiencia medio ambiental y seguridad, otro programa que se viene desarrollando con bastante éxito en los últimos 15 años es el enterramiento de servicios en las calles de la zona monumental de Pontevedra. Muchas vías se han abierto literalmente en canal para reordenar las “tripas” de la ciudad. Es decir, se han reparado todas las tuberías de saneamiento, separando los desagües de pluviales de los de fecales, y se han instalado tuberías para soterrar servicios. Por ejemplo, se han instalado varios kilómetros de cables de telefonía y de la red eléctrica que hasta hacer poco viajaban por el aire, de tejado en tejado y de ventana en ventana. El beneficio estético de la medida es evidente, pero también por razones de seguridad esta tendencia se ha vuelto universal.