Los pequeños comercios forman parte de la historia de cada municipio. Ellos son los que ven crecer un casco urbano o una ciudad a su alrededor, especialmente si son capaces de sortear los momentos más duros de las crisis económicas que acostumbran a azotar de forma periódica. La historia de Electrodomésticos Leiro es esa, la de un pequeño establecimiento que fue creciendo al mismo tiempo que lo hacía el casco urbano que lo rodeaba sin perder, eso si, sus señas de identidad, como es la proximidad a su público.

Ese es el principal motivo por el que los propios comerciantes de Vilanova Centro han elegido este establecimiento como el ejemplo de comercio que ha sabido adaptarse a los tiempos pero sin perder esa proximidad con el cliente que caracteriza al pequeño comercio. Esa designación ha servido para que la Consellería de Industria e Comercio premie al establecimiento dentro de la campaña "A semana do teu comercio: unha semana, un comercio, unha historia".

Fundado en 1955 por un joven Benito Leiro Paz, en sus inicios fue primero un taller mecánico que se instaló en un bajo de la calle Tras da Cruz, muy cerca del Concello. Allí se mantuvo durante seis meses, antes de trasladarse a la actual avenida González Besada, en el barrio de Vilamaior.

Aquella experiencia comenzó con muy pocos medios e impulsada por un joven que llevaba vinculado a la mecánica desde los 14 años, cuando comenzó a trabajar en Talleres y Transportes Pereira de Vilagarcía de Arousa. En su interior apenas se podía encontrar, un torno, una fragua, medios para la soldadura y un par de aprendices.

Una década después, la actividad del taller se amplió con la construcción de un nuevo bajo comercial, donde se vendía maquinaria agrícola, motos, bicicletas y elementos de ferretería. Actualmente, la empresa creada por Benito Leiro cuenta con tres bajos comerciales situados en la misma esquina en la que ha visto crecer Vilanova en las últimas seis décadas, manteniendo la diversificación de la actividad: ferretería por una banda, y electrodomésticos, por la otra.

Después de tantos años, el relevo generacional ya se ha producido y ahora son los hijos de Benito Leiro, Carlos y Sonia, los que continúan con el negocio, un negocio que nunca quiso seguir la estela de las grandes áreas y que ha convertido en su prioridad "la atención personal y directa de manera que los clientes lo relacionen con un servicio de más calidad".

La nueva generación procura seguir las directrices que marcó en su día el fundador, consiguiendo que "la mayoría de los clientes sean amigos, personas que cuando necesitan algo no se plantean ir a otro sitio porque están satisfechos con la relación personal y con la atención que reciben na de Leiro".