Si los acontecimientos se desarrollan con normalidad, a partir de Enero de 2013 será de aplicación una nueva normativa que revolucionará el mercado inmobiliario. Toda vivienda a la venta o en alquiler, nueva o usada, deberá poseer una etiqueta de eficiencia energética muy parecida a la que califica a los electrodomésticos.

Esta etiqueta se calculará mediante un proceso llamado certificación energética, que valora concienzudamente los aislamientos y equipos climatizadores de la vivienda y establece el nivel de gasto de energía que necesita para su funcionamiento habitual. La etiqueta A será la más económica y la G la que marque el mayor costo de mantenimiento.

Este proceso deberá ser realizado por un técnico habilitado y cualificado para este trabajo, típicamente un arquitecto o ingeniero. Si consideramos la gran cantidad de viviendas actualmente en el mercado, parece que surge un rico yacimiento de empleo, como ha pasado en el resto de Europa. La nueva profesión es la de certificador energético de edificios; miles de técnicos españoles, encontrarán en esta oportunidad un modo de vida.

Así, aparecen empresas como CertiFACIL.es , web especializada en certificación energética que asocia a 2867 técnicos afiliados a día de hoy que prestan servicio en cualquier punto del país.

El factor que distingue a este colectivo de otros similares es que aplica criterios muy restrictivos en la admisión de técnicos. A nadie se le permite incorporarse si no prueba documentalmente sobrados conocimientos en la materia. Hasta tal extremo lo consideran importante que han creado un curso de certificación energética dedicado a la formación de sus afiliados, quienes en un futuro próximo también contarán con un servicio de asistencia técnica continua para resolver cualquier duda relacionada con su trabajo.

La formación del certificador es de vital importancia para el consumidor, porque la precisión y afinado de los cálculos asignan mejores etiquetas. Y en un mercado tan competitivo como el actual, una buena etiqueta energética significa más valor para la vivienda. Al cliente le sale carísimo contratar un técnico poco cualificado.

Porque el comprador de viviendas pronto aprenderá que dos letras de diferencia en la etiqueta significa un gasto energético un 35% mayor. Y con el recibo de la luz a los precios abusivos actuales, esa diferencia significa un dinero desperdiciado cada año.

Los objetivos del servicio de CertiFACIL se pueden resumir en buscar la mayor comodidad, solvencia técnica y economía para el consumidor. Cuando hace una petición el cliente recibe enseguida varios presupuestos de técnicos cualificados asociados a la plataforma, que compiten por el trabajo. No trabajan con tarifas ni precios concertados, cada técnico oferta según su propio interés. Está más que demostrado que de este modo el consumidor consigue precios un 25% inferiores a la clásica comparación de varias tarifas y presupuestos.

Guiado por esta vocación de servicio, el planteamiento realista e innovador de este colectivo le acabará dando la preferencia de los consumidores.