Albert Rivera, líder de Ciudadanos, asomó ayer a media noche para explicar ante los suyos el desplome de su partido: 8 escaños y casi medio millón de votos menos que en diciembre. Con un gesto neutral, no tan apagado como el de Pablo Iglesias, Rivera masticó su decepción ante las cámaras reivindicando el centro político y defendiendo la utilidad de sus escaños para formar un gobierno estable. El líder catalán emplazó a PSOE y a PP a negociar desde hoy mismo una Gran Coalición, pero condicionó esa negociación a que nadie imponga "sillones" por delante de los intereses del país. "Solo una condición: no podemos poner sillones por delante. Si es así, Ciudadanos estará en la oposición", señaló Rivera en clara referencia al líder popular y triunfador de las elecciones, Mariano Rajoy. "Les digo al PP y al PSOE que si están dispuestos a sentarse desde mañana [por hoy] en una mesa para formar Gobierno, Ciudadanos estará en esa mesa. Y si no hay cambios, estaremos en la oposición", agregó.

"Más de tres millones de españoles han dicho que quieren centro, que quieren un cambio a mejor, que no quieren corrupción. Vamos a defender en el Parlamento ese mandato", continuó el dirigente catalán, que volvió a insistir en su mensaje de "regeneración" de la clase política y anunció que la primera iniciativa que tendrá será pedir la reforma de la ley electoral. "Con ocho décimas menos hemos tenido ocho escaños menos", aseveró, y añadió que exigirá "una ley electoral en la que todos los ciudadanos valgan igual". Rivera asumió que el resultado de la formación naranja no fue bueno, pero lanzó un mensaje de optimismo con un "queremos más" y señaló que "asumimos que queremos seguir subiendo" y que "el centro viene a quedarse".

Ciudadanos, que concurrió ayer sus cuartas elecciones desde que se convirtió en un partido de ámbito nacional -europeas de 2014, municipales de 2015 y las generales de diciembre y las de ayer- se dejó medio millón de votos, lastrado por el trasvase de parte de sus votantes al PP, que ganó 14 escaños con 600.000 votos más que en diciembre.

La formación naranja perdió su pulso por el voto útil con el PP, seguramente influido por el acuerdo con el PSOE que alcanzó Rivera durante la pasada legislatura para investir a Pedro Sánchez como presidente del gobierno y que no gustó a sus votantes de centro derecha. El líder de Ciudadanos, que siempre se ha mostrado en contra de apoyar al PP mientras mantuviera a Rajoy como candidato a presidente, es consciente de que su grupo mejora con los resultados de ayer su posición estratégica en cuanto en tanto la suma de sus diputados a los del PP alcanzan 169 escaños, a solo 7 de la mayoría absoluta (en diciembre la suma de ambos llegaba a los 163). Sin embargo, también sabe Albert Rivera que un hipotético entendimiento del PP con el PSOE le dejaría fuera de juego, en la oposición, lo que podría abrir el horizonte a que diera marcha atrás en su veto a Rajoy. "Si no hay cambios, estaremos en la oposición", insistió el líder de Ciudadanos.