GALERÍA | Galicia acude a la llamada de las urnas

La repetición electoral era una prueba de fuego para la resistencia de Mariano Rajoy como líder del Partido Popular. Y no menos para el máximo responsable de la formación en Galicia y jefe de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, tras su decisión de quedarse en la comunidad y luchar por una tercera legislatura con las riendas de San Caetano. Él se convirtió en la cara visible de la campaña en la comunidad -el candidato a Moncloa únicamente participó en una de las jornadas-, con un indisimulado entreno para la próxima cita de las autonómicas en otoño. Feijóo pidió el voto en nombre de la estabilidad política y ayer sacaba brillo a, incluso, los ocho puntos en los que el resultado en la región aventaja al del PP en el conjunto del país. De nuevo por encima del 40%, con 642.000 apoyos en total, tras la recuperación de unos 30.000. El partido había perdido en diciembre un tercio de las papeletas -250.000- y cinco diputados, en los que fueron los peores resultados de la historia en unas generales. Pero la cosecha de ayer le permite exhibir músculo gracias a los dos representantes que suma respecto al 20-D y también al lugar en el que quedaron sus contrincantes.

Los dos nuevos diputados vienen de A Coruña, una provincia gobernada en estos momentos por la izquierda y con la capital en manos de la Marea Atlántica; y de Ourense, que se consolida comicio tras comicio como el gran granero de apoyos populares. Allí el porcentaje de votos para los populares roza el 50%. Feijóo admitía abiertamente después de conocer los resultados que la recolección de esos dos escaños era lo que mayor satisfacción le dejaba -"Una mayoría absoluta de diputados", comparó-, además de que el incremento es generalizado en las cuatro provincias y que el PP es la fuerza más votada en todas las grandes ciudades. "Vamos a seguir en nuestra tarea con responsabilidad", avanzó, "con mayor esperanza" de cara a la posible renovación de su victoria en otoño.

Por poco, pero con todo lo que supone dada su situación interna, el PSdeG se sitúa como segundo partido en Galicia. No gana más apoyos. De hecho, los socialistas en la comunidad empeoran en número el suelo al que llegaron en diciembre. De 350.200 a 344.300 votos. Aunque en porcentaje arañan cerca de un punto y se colocan con el 22,25%. Ni una décima más que En Marea. El partido, que acaba de pasar por unas primarias en las que Xaquín Fernández Leiceaga se hizo con la victoria frente al candidato al que señalaron grandes nombres del socialismo en Galicia en estos momentos, José Luis Méndez Romeu, conserva así los seis representantes que ganó hace seis meses y cumple el objetivo marcado en la contienda electoral. El de repetir el resultado y dejar de lado las encuestas que en la comunidad les empujaban otra vez como terceros.

El 26-J trae un sabor amarguísimo en En Marea. Fue el ensayo adelantado en diciembre de lo que ayer se replicó entre Podemos e Izquierda Unida. La coalición junto a Anova perdió 64.500 votos y casi tres puntos en comparación con el 20-D, hasta quedarse en el 22,18% del total. El reparto esta vez le deja con un escaño menos en el Congreso de los Diputados, con cinco. Las encuestas apuntaban a una lucha en Pontevedra para la suma de un séptimo y finalmente acabó dejándose el que había conseguido en Ourense. La formación se enfrenta a un enfriamiento claro de sus expectativas, en medio de divisiones internas, sin candidato para otoño y las críticas por la gestión en los ayuntamientos que gobiernan.

Ciudadanos, con el 8,6%, no revalida el único representante que tuvo en diciembre. El de A Coruña, que cae de donde antes se fugó, el PP. Pierde 15.000 votos menos.

El BNG no alcanza ni a eso. Muy lejos de los tiempos en los que llegó a sentar a dos de sus dirigentes en la Cámara Baja, el Bloque sacó ayer únicamente 44.800 votos, un 36% menos que en diciembre. El 2,9%. En 2000 superó el 18%.

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