La participación mañana de Xulio Ferreiro, alcalde de A Coruña, en el último mitin de Pablo Iglesias, candidato de Unidos Podemos, en Madrid como referente del cambio en Galicia ha evidenciado, de nuevo, el creciente protagonismo de la punta de lanza de la Marea Atlántica en el "espacio de confluencia" que el domingo se presenta en las urnas como En Marea. Aunque el regidor compartió ayer acto con sus "hermanos" Martiño Noriega (Santiago) y Jorge Suárez (Ferrol) y eludió la polémica al reivindicar el liderazgo "coral" de este movimiento, parte de los socios de En Marea recelan de la atención que Marea Atlántica recibe de la cúpula de Iglesias y desconfían de lo que entienden un movimiento para ganar protagonismo en la candidatura para las autonómicas de octubre.

"Me mandan de embajador y el resto queda aquí, ojalá pudiésemos estar en dos sitios a la vez", respondió ayer a la prensa Ferreiro, sentado a la mesa con sus homólogos y candidatos de En Marea.

Todos ellos exhibieron la buena sintonía de la que hacen gala desde que hace un año llegaron al poder como bandera de un nuevo tiempo político, pero en las salas de máquinas de los múltiples actores implicados en este espacio existen tiranteces y recelos. No todos son privados, pues Xosé Manuel Beiras, líder de Anova, o Carmen Santos, secretaria xeral de Podemos Galicia, ya se opusieron a la idea de Ferreiro de dar más peso a las mareas municipales.

El mensaje público coincide en señalar que esas diferencias son menores frente al objetivo común de derribar al PP y liderar unas políticas "para la gente", pero el equilibrio de fuerzas interno y los varios enfrentamientos vividos -como el de Beiras y Yolanda Díaz- muestran la complicada gestión de un movimiento "en permanente construcción", en palabras de Alexandra Fernández.

En este proceso, Ferreiro y la Marea Atlántica comparten posición con de los candidatos de En Marea de Podemos, Antón Gómez-Reino y Ángela Rodríguez, y con Yolanda Díaz, responsable de EU. Este núcleo cuenta con una relación directa con Iglesias, que alimentó las suspicacias al proponer también a Ferreiro para su cartel electoral con Ada Colau y Mónica Oltra, referentes los tres del cambio en Galicia, Cataluña y Valencia. Finalmente, nadie de Galicia apareció en ese póster. Pero los tres han sido invitados al cierre de campaña del líder de Podemos, a pesar de que la Marea Atlántica no forma parte de En Marea y la apoya desde fuera. Enfrente, Anova siente que pierde foco y protagonismo. Beiras ya advirtió: "Tengo unos límites".

La estabilización interna de Podemos, en Galicia y a nivel estatal, ha rebajado las tensiones, pero la distancia entre Rodríguez y Gómez-Reino con Carmen Santos no ha menguado, tras vencer esta a la primera en las primarias por el timón del partido. Para enredar más el asunto, los primeros mantienen gran sintonía con Iglesias y Errejón, a pesar del distanciamiento entre ambos, y Santos, con Bescansa.

Esta "salsa rosa", como la definió ayer Ferreiro, que pidió, como Jorge Suárez, situar en el centro de la agenda políticas como su renta social o la municipalización de servicios, evidencia la difícil gestión de una casa política con tantos inquilinos. Al fondo asoma el debate sobre la candidatura a la Xunta. Ferreiro se descartó con un "no" a si sería cabeza de cartel. Pero fuentes de este espacio coinciden en que Marea Atlántica desea tener relevancia en el proceso, mientras Anova percibe pérdida de atención y Podemos cree que ellos son los que más peso deberían tener a la hora de ofrecer nombres. Aun así, todos coincidieron ayer. "Estaremos juntos en octubre".