Quizás por ser una repetición de las elecciones de diciembre, el PP ha huido de un giro en su campaña y ha concentrado sus esfuerzos en la apelación al voto útil como dique contra Podemos. Con ese mensaje trató el líder de los populares gallegos y presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, seducir a votantes fugados a Ciudadanos y a socialistas clásicos o desencantados que reniegan del partido de Pablo Iglesias. ¿Cómo? Argumentando que para frenar a las autodenominadas "fuerzas del cambio" y mantener la "convivencia constitucional y la moderación" solo el apoyo al PP garantiza su traducción en escaños. Las papeletas naranjas en Galicia pueden quedarse con presencia testimonial en el Congreso y disminuir los asientos azules, mientras la abstención de los segundos facilitará el crecimiento de Podemos, que en la comunidad se presenta dentro de En Marea. Solo el PP garantiza más diputados gallegos en Madrid, añadió antes de suscribir una promesa que podría firmar el Bloque. "Tenemos que votar [al PP] para que Galicia siga siendo una prioridad", proclamó.

Lugo fue el escenario escogido ayer por Feijóo para cerrar la jornada de una campaña a la que le restan tres días y en la que su formación no ha ocultado sus cartas: Mariano Rajoy, su candidato a la reelección, ya ha dicho que repetirá estrategia, pese al veto del resto.

Ahí incidió también Feijóo, que apuntó que "la política no consiste en enfrentarse a nadie" o vetarlo, sino en ofrecer soluciones. "Quieren hacer una enmienda a los últimos 40 años, que parece que lo inventaron todo, pero no solucionaron ni un solo problema", afeó a la izquierda rupturista y las mareas que poseen como punta de lanza los gobiernos locales de A Coruña, Santiago y Ferrol.