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El reparto de escaños hace casi imposible una reforma constitucional

Los partidos que defendieron en campaña una modificación de la Carta Magna no podrán impulsar ninguna sin el PP

Aunque la reforma constitucional fue uno de los argumentos de fondo de casi todos los partidos, salvo el PP, en la campaña, lo cierto es que tocar la Carta Magna se convierte en tarea titánica con la actual composición del Congreso de Diputados y del Senado. Sea cual sea el ajuste que en esta legislatura que comienza quiera efectuarse sobre la Constitución requerirá el concierto de los cuatro principales partidos y en cualquier caso con el respaldo del Partido Popular.

Con un Congreso de los Diputados convertido en un puzle de colores los números no dejan lugar a interpretaciones. La Constitución establece que cualquier reforma deberá contar con tres quintos del Congreso y otro tanto del Senado. En la cámara baja, esa proporción representa 234 diputados favorables a una hipotética reforma. Los tres partidos que han reclamado cambios en la Carta Magna durante la campaña (PSOE, Podemos y Ciudadanos) no obtendrían en el Congreso la cifra necesaria aun poniéndose de acuerdo en el contenido. El PP ha obtenido más de dos quintos en el Congreso y cuenta con mayoría absoluta en el Senado, con lo que ninguna iniciativa podrá salir adelante sin los populares.

El título X de la Constitución establece otra posibilidad con una mayoría menos férrea pero solo en el caso de que no haya acuerdo entre el Congreso y el Senado, una hipótesis imposible en el actual escenario.

Eso sí, cabría la posibilidad de que, incluyendo al PP, tres de los cuatro principales partidos sacasen adelante una modificación constitucional. Sin embargo, no sería un trámite directo. La Carta Magna establece también que las modificaciones deban someterse a referéndum ciudadano si así lo solicitan la décima parte de los integrantes de cualquiera de las cámaras. En esa alianza hipotética a tres para reformar la Constitución, el cuarto en discordia tendría la fuerza suficiente como para exigir que el cambio se sometiese al juicio de los ciudadanos. Es decir, si por ejemplo el PP, el PSOE y Ciudadanos acordasen una modificación constitucional contra el criterio de Podemos, los diputados de la formación morada tendrían capacidad para exigir que ese cambio fuese ratificado en un referéndum.

En un Congreso fragmentado que convertirá en un fino encaje la aprobación de leyes, todo parece indicar que la hipótesis de una reforma constitucional suena, en este momento, a política ficción.

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