El PSOE votará en contra de la investidura de Mariano Rajoy y ni siquiera se plantea la abstención. Así lo acordó ayer la ejecutiva federal en su reunión para analizar los resultados del 20-D. Además, los socialistas esperarán a ver si el PP logra formar gobierno antes de decidir si buscan pactos propios para componer una mayoría alternativa.

El secretario general, Pedro Sánchez, aprovechó la reunión de la ejecutiva para anunciar que se presentará a la reelección en el congreso ordinario que se celebrará la próxima primavera.

El cónclave, no obstante, se retrasa, puesto que estaba previsto para febrero. Según el secretario de Organización, César Luena, en esta coyuntura conviene que el PSOE "tenga las cosas claras, los tiempos claros y el liderazgo claro" en la figura de Sánchez.

Los socialistas reiteraron en la reunión de su cúpula su postura de que corresponde al PP, como partido más votado en las legislativas del domingo, intentar formar gobierno. Y prometieron actuar con "prudencia y responsabilidad", aunque dejando claro que rechazarán la investidura del cabeza de lista del PP.

Sin embargo, ante la posibilidad de que los populares presenten a otro candidato, el secretario de organización, César Luena, escurrió el bulto. "Que yo sepa, el PP va a presentar a Rajoy y el PSOE va a votar no al PP y a Rajoy. Es lo que sabemos", declaró el "número dos" del partido, que eludió hacer supuestos o "actuar con aceleración".

Mientras no se sepa si el candidato a la reelección por el PP obtiene apoyos suficientes para gobernar, el PSOE no moverá ficha, aunque recordará que "los españoles han votado cambio e izquierda", dijo Luena.

Los 90 diputados obtenidos por el PSOE -su peor resultado desde 1977, más aún que los 110 cosechados por Alfredo Pérez Rubalcaba en 2011- reducen sus opciones de gobernar a un pacto con Podemos y Ciudadanos (C's) u otro con la formación de Pablo Iglesias al que además se sumaran IU, PNV, CC o ERC.

El comité federal, el máximo órgano del partido entre congresos, se reunirá este sábado para fijar una postura ante el complejo panorama que arrojan los resultados de las elecciones.

Tres de las principales federaciones, Andalucía, Extremadura y Castilla-La Mancha, ya han advertido que se opondrán a pactar con Podemos si pone como condición un referéndum de autodeterminación en Cataluña. Y el barón castellano-manchego, Emiliano García-Page, se inclina por que el partido lidere la oposición, ya que no puede intentar gobernar "a cualquier precio".

"Pastiches"

"Nosotros no vamos a buscar pactos complejos, ni pastiches de ningún tipo", avanzó García-Page antes de participar en la reunión de la ejecutiva.

Sobre un posible acuerdo con Podemos para explorar una mayoría alternativa, el castellano-manchego recordó que el PSOE tiene "unos límites muy claros", como son la defensa de la unidad de España y sus ideales históricos, y no está dispuesto a "gobernar a cualquier precio".

El presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, también fue rotundo al aseverar que los socialistas "no pueden alcanzar pactos con nadie que defienda la independencia de Cataluña o la autodeterminación de los pueblos de España".

Vara añadió que al PP, como la lista más votada, le toca conformar gobierno y, de no hacerlo, "habrá que plantearse nuevos escenarios", aunque consideró que sería "un gran fracaso colectivo" que España se viera abocada a nuevas elecciones.

El secretario de Política Federal del PSOE y dirigente del partido en Andalucía, Antonio Pradas, también juzgó prácticamente imposible un hipotético pacto con Podemos a la vista de su postura sobre Cataluña.

Ante la demanda de Podemos de avanzar hacia un Estado plurinacional, Pradas dejó claro que el PSOE "no va a entrar ahí de ninguna manera". Una posición que comparte César Luena, para quien la unidad de España es "indiscutible".

Y el parlamentario del PSE-EE, José Antonio Pastor, criticó que el líder de Podemos, Pablo Iglesias, pretenda "marcar la hoja de ruta y los contenidos y el que no esté de acuerdo es un mastuerzo. Demasiada prepotencia".