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Elecciones generales Una visión desde fuera

Una mirada foránea sobre la cita electoral

Los extranjeros consideran positiva la variedad de opciones políticas pero echan en falta una mayor participación ciudadana

Una mirada foránea sobre la cita electoral

La campaña electoral invade las calles, la televisión y hasta las conversaciones de los gallegos y españoles. Los extranjeros que estos días se encuentran en nuestro país están viviendo de primera mano la contienda política por la presidencia del Gobierno. ¿Qué opinan de los candidatos? ¿España sale perdiendo o ganando en la comparación de su país? ¿Qué les parecen los debates? Seis inmigrantes residentes en Galicia contestan a estas y otras preguntas.

Lo primero que le llamó la atención a Adrien Adam es la cantidad de carteles que hay en la calle. "Es como una batalla por ocupar cada farola y cada esquina", valora este francés de 24 años. Las similitudes con el país vecino en lo que a ambiente electoral se refiere son muchas: "Al final es todo lo mismo, poner buena cara e intentar convencer a la gente, aunque en realidad cuando votas no sabes qué va a pasar". Lo que diferencia un proceso del otro para Adam es la emoción con la que los ciudadanos discuten sobre política. Percibe que los debates son "mucho más personales, hay un sentimiento de pertenencia a los partidos y se defienden mucho más las ideas de cada uno".

Sin embargo, Luisi Motta, peruana, cree que los españoles se involucran menos en la política que sus compatriotas. "Los peruanos son muy apasionados de las elecciones, incluso a veces extremistas", cuenta. La ley peruana obliga a ejercer el voto con la consiguiente multa en caso de no acudir a las urnas, así que los peruanos son aleccionados desde pequeños para que acudan a votar. "Es como un rito, vas a misa y vas a votar". La participación de la juventud es tan importante que los partidos buscan en ellos sus pilares. Motta explica que los preparan desde niños incluso como oradores. "Tienen como una cantera de fútbol, pero de política".

Motta preferiría que en su país el voto fuera una opción libre, como en España, pero también que en España se fuese más comprometido con este ejercicio: "Eres más libre porque tú decides si ir o no, ¿pero hasta qué punto es bueno no hacerlo tal y como están las cosas? Creo que todos deberíamos votar". Coincide con ella Lisbeth Rojas, venezolana que acaba de vivir y celebrar el cambio político de su país. "Las elecciones presidenciales de este domingo son una manera de desarrollo de la democracia en cualquier país", valora. Destaca la "normalidad" con la que se vota en España, "sin colas ni esperas y con mucha más libertad". Sin embargo, observa con asombro la existencia de demasiados partidos de poca envergadura: "Con tanto grupos lo que se consigues es más división, todo el mundo habla del bipartidismo, que no es lo mejor, pero los grupúsculos no son buenos".

Sin embargo, Yeon Kim ve "muy positivo" la posibilidad de elegir entre varios grupos. Cuenta esta coreana que las fuerzas emergentes son las que más le llaman la atención, porque aunque en su país también hay algunos grupos pequeños, solo dos candidatos son los que tienen verdaderas opciones de ganar. El clásico bipartidismo. En Corea funciona el "voto útil", "no quieres votar a otras personas porque sabes que nunca serán elegidas", explica. Kim defiende que la diversidad ideológica te permite escoger "una opción más aproximada a tus creencias".

Keith Payne, irlandés, subraya también a las nuevas fuerzas como lo más interesante de las elecciones. Está emocionado de formar parte de un "momento político tan interesante". Señala además que la curiosidad de que en su país esté pasando algo similar: "Hay grupos que están naciendo de la movida ciudadana y que empujan a los partidos clásicos a definirse y optar por una u otra opción".

Escoger nuevos partidos es bueno, pero "si la gente no puede decidir sobre las cosas importantes como Educación o Sanidad, no sirven de mucho". Silvia, de Suiza, critica de España la poca voz que los ciudadanos tienen en los cambios legislativos transversales para la sociedad. "El pueblo en Suiza participa en muchas votaciones para decidir cambios de ley o de Constitución, puede ser sobre el seguro social, la ley de inmigración, como pasó hace poco con un rotundo no; o también sobre el aborto", explica. Los referéndums en Suiza son algo "habitual" y muy valorado por su población. "Uno aquí se entera de que el Gobierno ha cambiado cosas importantes para los ciudadanos en el Boletín del Estado, creo que darle la oportunidad de participar sería muy importante".

Los debates

En la calle o mediatizados, los debates en España son para la mayoría subidos de intensidad. "Me gustaría ver más conversación racional y menos charla pasional, que intercambiasen ideas", expresa Payne. Para Silvia la teatralidad de los cara a cara entre los líderes políticos es excesiva. "Puede ser que me choque por las diferentes culturas, pero creo que el tono es más comedido o que no se mediatizan tanto", argumenta.

Kim vio el debate a cuatro y el cara a cara, pero el último no pudo terminarlo: "Me pareció que no estaba bien, parecía una pelea; pero el primero sí porque decían cosas de verdadera importancia".

Rojas los compara con Venezuela y alaba el avance de España, "aunque están lejos de los de Estados Unidos, y es una pena que no se les haya dado las mismas oportunidades por igual a todos. Cuando todos debaten, eso me parece democracia".

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