Rajoy, el presidente que durante cuatro años ha escapado de los periodistas, al que se le parodia por sus comparecencias a través del plasma en los peores momentos de la crisis y del escándalo Barcenas, se destapó ayer durante hora y media en TVE como Mariano, el padre que araña tiempo para "desayunar y cenar" todos los días" con sus dos hijos, porque "necesita" estar con ellos, y el hijo, que adora a sus padres y se emociona cuando habla de su madre, "una mujer muy bella y estupenda", y de su padre, de 94 años, que vive con él en Moncloa, "una buena persona y enormemente tolerante".

También como Mariano, el esposo, que debe una luna de miel como Dios manda a su mujer, Viri, y de la que no duda en absoluto que atinó cuando la eligió como esposa. "La oposición que sostiene que nunca acierto debería reconocer que al menos en esta cuestión sí, y que es la excepción que confirma la regla", comentó entre risas ante Bertín Osborne, en el programa En tu casa o en la mía.

Veinticuatro horas antes del inicio de la campaña electoral, y una semana después de que Pedro Sánchez, el líder del PSOE, pasase por la casa del cantante andaluz, Rajoy se estrenaba ayer en un programa de entretenimiento, en el que entonó el mea culpa y confesó que en el arranque de su mandato, la situación económica era tan, pero tan delicada, que bastante tenía con "mil líos" y "no" ofreció explicaciones, "¡qué se le va hacer!". Ayer, a la caza del voto y en una contienda en las que las encuestas auguran que tiene muy complicada repetir mayoría absoluta, intentó compensarlo, mostrándose más accesible, soltando algún que otro taco, presentándose como "un tipo de fiar", que de joven "hizo autostop a Ibiza", y que en sus tiempos mozos "no fue de muchas novias". "He sido de lo que me dejaban", agregó Rajoy, que el 20-D compite con cabezas de cartel que empiezan a pintar canas, pero no tienen la barba poblada de ellas como él.

Mariano, que confesó que "esperaba" que Aznar le nombrara sucesor, demostró que es bueno jugando al futbolín, y también haciendo preguntas. Agasajó a su anfitrión con empanada gallega, receta de su suegra, y albariño "de primera categoría". Mariano hizo gala de un buen apetito, pero la cocina no es lo suyo. Cuando Bertín le pidió ayuda para encender la vitro y hervir los mejillones al vapor, se limitó a comentar: "Yo sólo te puedo echar un discurso". Y reveló que en su etapa de universitario en Santiago, era "un crack abriendo latas de conserva" para echarle "a los espaguetis en blanco".

De Galicia habló y mucho. Reivindicó que "el Noroeste existe" ante un hombre del sur. Rememoró sus veraneos en Ribadumia y Sanxenxo, su etapa política en la comunidad, y su pasión futbolística: "Soy del Madrid y del Dépor, pero mi equipo favorito es el Pontevedra, que ahora está en 2ª B y no quiero que pierda el Celta. Mis hijos, uno es del Deportivo y el otro del Celta".

Rajoy, que aspira a repetir otros cuatro años como presidente, soltó puñado de anécdotas: gestionó en un gimnasio de un hotel de Johanesburgo de madrugada y en un encuentro casual con Obama su visita a la Casa Blanca, Angela Merkel en su visita a Santiago pidió repetir pimientos de padrón, y recibe clases de inglés "para defenderse" con Obama entre pesas pero no para soltar un speech sobre el déficit. Y no habló mal de sus oponentes. ¿Qué pasaría si uno de sus hijos le dice que es del PSOE?, le preguntó Osborne. "Peor sería que fuese" del Barça o "mala gente", contestó. Ahí a lo mejor se le escapó algún voto.