En Marea afronta esta tarde la primera reunión de su grupo parlamentario en el que conviven varias familias tras el difícil proceso de confluencia, pero el mensaje enviado se centrará en garantizar la unidad. Podemos Galicia, que cuenta con siete de catorce diputados, descarta reclamar un peso acorde para estos porque "son de a todos los efectos".
El mensaje parte de Carmen Santos, líder de la formación morada en Galicia y diputada electa al encabezar la lista de la alianza por Pontevedra. Esta, en declaraciones a este diario, sostiene que resulta "prematuro" abordar el reparto de puestos y portavocías en la Cámara, pero descarta reclamar cuota de parte en el encuentro que esta tarde celebra con sus compañeros y que encabezará Luís Villares, candidato a la Xunta y futuro portavoz del grupo parlamentario.
También considera "prematuro" abordar si se presentarán como partido En Marea o en coalición En Marea-Podemos en unas terceras elecciones generales si se mantiene el bloqueo político.
La gestación de En Marea fue uno de los lastres de la confluencia para no alcanzar sus expectativas, junto al bajo grado de conocimiento de Villares. A pesar de ello, superaron al PSdeG en votos y lograron cinco escaños más que AGE en 2012, consolidando su espacio político.
De puertas para adentro se teme que el grupo pueda resquebrajarse como le sucedió a la citada coalición, que perdió tres diputados hacia el grupo mixto por diferentes motivos, todos de carácter interno.
De los catorce electos, solo Antón Sánchez, que fue viceportavoz los últimos meses, y Eva Solla cuentan con experiencia parlamentaria, por lo que tendrán probablemente un papel relevante, sobre todo el primero, llamado a ejercer de número dos de Villares. La duda radica en si Santos ocupa tareas acordes con su responsabilidad en Podemos y cómo lidia con tres miembros críticos hasta hace semanas con su gestión. Estos dos grupos empatan a tres miembros, con Paula Quinteiro al margen de esas corrientes, aunque se posicionó a favor de la confluencia con En Marea sin las líneas rojas que defendió Santos hasta la intervención final de Pablo Iglesias desde Madrid para autorizar la disolución de las siglas del partido ante la negativa de sus socios a firmar una coalición.
Las fuentes consultadas garantizan un esfuerzo "de todos" para cohesionar el grupo y evitar el ruido, aunque reconocen la heterogeneidad del mismo.
También asumen el riesgo de establecer una estructura propia de En Marea paralela a la de Podemos.
