Los comicios confirmaron que el PSOE, además de cosechar los peores resultados de su historia y volver a ser tercera fuerza, tiene muy difícil convertirse en alternativa de gobierno al PP. No acaba de dar con la tecla ni con una mínima cohesión interna, algo a lo que parece contribuir el hecho de que cada cita con las urnas se traduce en un relevo en la dirección del partido y en la candidatura a la Xunta. Los siete años de Touriño al frente del PSdeG, perdiendo sus primeras elecciones y convirtiéndose en presidente a la segunda con el apoyo del BNG, son ahora el periodo más sereno y estable del que ha gozado el partido.

Tras los resultados de ayer, está por ver si la figura de Leiceaga tiene recorrido. Sobre todo porque el PSdeG tiene por delante un congreso para elegir a la nueva dirección, poner fin a la provisionalidad de la gestora e intentar cerrar las heridas dejadas por las primarias. Estas no ayudaron a serenar el partido, como tampoco lo hizo la decisión unilateral de Ferraz de modificar la candidatura de Pontevedra y desairar al único bastión que el PSdeG tiene en Galicia, el alcalde de Vigo.

Tanto la gestora provisional -que tal vez no es la mejor fórmula para afrontar unas elecciones- como el candidato dispusieron del aval de Pedro Sánchez, que si esperaba contar con los resultados de Galicia para reforzar su figura ante el pulso de los barones, va a tener complicado tirar de esta baza en su beneficio. El día 1 se va a reunir el comité federal para intentar definir una respuesta del PSOE ante el bloqueo de la política nacional, pero el PSdeG no le va a insuflar aliento alguno. Y eso que Pedro Sánchez participó en la campaña gallega con su presencia durante seis días.

Con los resultados más pobres del PSdeG en unas autonómicas, no tardarán en saltar las voces que reclamen algo así como una refundación del partido y el PSOE gallego volverá a poner a rodar la noria, a apelar a la renovación una vez más, pero sin procurar estabilidad interna ni tampoco, en consecuencia, dar con las condiciones necesarias para convertirse en auténtica alternativa. Claro que el PSOE nacional se mueve ahora en la misma onda que el gallego.