Ana Pontón, nacida en Sarria hace 39 años y licenciada en Políticas, es la mujer elegida por el BNG para intentar el renacer del Ave Fénix del nacionalismo gallego, misión que se antoja muy difícil, a la vista del sondeo del CIS. Pero Pontón, que lleva la mitad de su vida militando en la formación frentista, no cejará en el empeño. Es una trabajadora incansable y con carácter, el cual esconde tras una voz dulce y a medio volumen. Sus convicciones son firmes, tanto que su partido, la UPG, la eligió como la guardiana de las esencias del nacionalismo gallego, aún bajo el riesgo de convertirse en marginal en O Hórreo. Un nacionalista de pro no puede aliarse con Podemos, bajo las siglas de En Marea, defienden en la formación frentista. El poder de decisión debe estar en Galicia, y bajo este precepto están dispuestos a inmolarse.

Tras el 25-S, podrían agarrarse al dicho de que las buenas esencias siempre vienen en tarros pequeños, pues afrontan la campaña bajo el temor de retroceder a sus inicios, en la década de los 80, cuandos los diputados del BNG no tenían derecho a grupo propio. En 2012, ya perdieron el 60% de los votos que lograron en su mejor momento, en 1995, cuando se convirtieron con 15 diputados en la segunda fuerza de la Cámara gallega. Eran los tiempos de Xosé Manuel Beiras. Desde entonces, la situación empeoró. Ya no tienen representación en las Cortes, ni en ciudades como Vigo o Ourense, y En Marea, fundada por Beiras, supo captar el voto rebelde, joven y más contestario.

Pontón, pandereteira de las buenas en su tiempo libre, puede ser una desconocida para la mayoría, pero tiene experiencia, lleva 12 años como diputada en O Hórreo.