José Luis Méndez se jubiló a finales de septiembre de 2010 tras casi tres décadas al frente de Caixa Galicia. Se llevó una indemnización astronómica: 18 millones de euros. Además el ex director general de la entidad mantuvo durante meses la representación en consejos de administración de varias de las participadas remuneración y dietas incluidas, chófer, secretaria y gastos pagados en telecomunicaciones. Hasta que estalló la polémica de las prejubilaciones, se descubrieron los beneficios que mantenía y el entonces presidente de NCG, José María Castellano, le apartó. Como antes le había apartado el Banco de España, que lo responsabilizaba de la quiebra de Caixa Galicia y ordenó que se mantuviera fuera de las negociaciones de la fusión y, por supuesto, de la caja fusionada. La de Méndez ha sido la indemnización más cuantiosa pagada en las cajas, pero su millonario retiro no acabó en los tribunales porque Fiscalía Antincorrupción solo investigó los casos de los directivos de la entidad resultado de integrar Caixa Galicia y Caixanova, pero no a las cúpulas de las antiguas cajas.

Por su parte Javier García de Paredes, antiguo director adjunto de la caja fusionada, se libró de la devolución mandatada por la Aundiencia Nacional aunque él fue el único que firmó un contrato nuevo tras la integración. Resultó absuelto a petición de Fiscalía y pudo mantener los 5,7 millones que cobró.