GKN cambiará de manos y pasará a ser propiedad de la firma de inversión Melrose. Los accionistas de la auxiliar de la automoción desoyeron este jueves a la dirección del grupo y votaron, con un 52,43% de los votos, a favor de la oferta de la británica Melrose para hacerse con la compañía que cuenta con un millar de empleados en Vigo a través de su filial GKN-Driveline.

"Estamos encantados de haber recibido el apoyo de los accionistas de GKN a nuestro plan para crear un gigante industrial británico con un valor de mercado superior a los 10.000 millones de libras y un futuro tremendo", subrayó el presidente de Melrose, Cristopher Miller, tras conocerse el resultado. Tras dar luz verde a esta oferta, los accionistas de GKN recibirán 8.100 millones de libras (unos 9.230 millones de euros), pero no todo será en efectivo. Las previsiones de Melrose apuntan a que, una vez integrada GKN, su valor de mercado ascienda a los 12.540 millones de euros y el capital del grupo se repartirá al 40% para los actuales accionistas de Melrose y el 60% restante, valorado en 7.520 millones de euros, a los de GKN, que, además, recibirán 1.710 millones de euros en efectivo.

Con este movimiento, los accionistas de GKN tumban el acuerdo al que había llegado la propia dirección de la empresa con el también fabricante de transmisiones Dana por unos 5.000 millones de euros. En él se recogía la venta de su segmento de automoción (GKN-Driveline, con planta en Vigo) al fabricante estadounidense para pasar a centrarse de manera exclusiva en su línea de negocio de aeronáutica. La cúpula del grupo había propuesto este acuerdo para hacer frente a la ofensiva de Melrose, a la que acusaba de estar "infravalorando" a la compañía. La oferta de Melrose levantó suspicacias entre alguno de los principales clientes de GKN, como Airbus. "La naturaleza de nuestra industria requiere un compromiso de inversión a largo plazo y visión estrategia", argumentó el jefe de operaciones del fabricante de aviones, Tom Williams, para justificar su rechazo frontal a la oferta de Melrose.

La operación genera incertidumbre sobre el futuro de la planta de Vigo, en pleno proceso de transformación tecnológica y a la espera de contratos que despejen su horizonte más allá de 2020. El centro, con cerca de mil trabajadores directos, aspira a fabricar componentes de transmisión para la nueva plataforma modular CMP de PSA y Dongfeng para modelos como el todocamino vigués V20 y la próxima generación del Opel Corsa, según ha podido saber este periódico. En materia de inversiones, la fábrica gallega se ha visto relegada en los últimos años frente a las unidades de países emergentes como México o China, e incluso se ha quedado fuera de la estrategia de la corporación británica para ser líder en el segmento de los coches eléctricos, en la que sí participan las fábricas vascas de GKN.