De REE no va a salir ningún comentario que contribuya a alimentar el debate abierto en España al amparo de la transición energética sobre el cierre de las centrales de carbón. La economía baja en carbono es una de las prioridades del Plan de Responsabilidad Social de la compañía, reformado recientemente precisamente para hacer del compromiso por la sostenibilidad y la adaptación al cambio climático su ADN. Pero sobre la cuestión concreta de si el sistema está preparado para aguantar la clausura de las térmicas, como anunció Iberdrola, la cuestión se pasa al Ministerio de Energía. "La respuesta será atendida por el Ministerio tras analizarlo con la comisión de expertos -señala Miguel Duvison-. Aunque la solución, como todo en la vida, no es única".

Al departamento que dirige Álvaro Nadal traslada también la compañía cualquier duda sobre el futuro de las subastas de interrumpibilidad. Tras el cambio de 90 a 40 MW en los paquetes que salen a puja para que grandes consumidores como Alcoa se ofrezcan a apagar la luz en momentos que el sistema lo necesite por razones de seguridad o de coste a cambio de bajarles la tarifa, se especula con que pueda ser la última. "No lo parece", dice Duvison.