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El combate a la polución en el mar obliga a la flota a reconvertirse en 2020

Busca atajar la contaminación por azufre de los buques a partir de 2020 -Armadores alertan de alternativas de combustible 24.000 euros al día más caras -Pymar apunta al gas natural licuado

De izquierda a derecha: Albino Rodríguez, Abel Caballero, Álvaro García y Camilo Fernández. / Marta G. Brea

La Organización Marítima Internacional (OMI, de Naciones Unidas) ha acordado que a partir de 2020 se deben reducir las emisiones de azufre de toda la flota marítima, sea de transporte, de pasaje o pesquera. La medida busca atajar la contaminación generada por los buques y, para ello, la flota tendrá que realizar una fuerte inversión, bien sea a través de la instalación nuevos sistemas que reduzcan las emisiones o con el uso de combustibles de bajo contenido de este elemento. Los armadores de Vigo han alertado de gastos de hasta 3 millones de euros por buque para adaptarse a la normativa, mientras que Pymar (que agrupa al grueso de los astilleros españoles) apuesta por el uso de gas natural licuado (GNL).

La decisión de la OMI tuvo lugar durante el Comité de Protección del Medio Marino (MEPC) celebrado a finales de 2016 en la que, tras un estudio, confirmó la implantación de la nueva medida a partir del 1 de enero de 2020. En aquel encuentro, calificado de "histórico", se apostó por implantar un límite máximo mundial del contenido de azufre de 0,5% de los fuelóleos usados por los buques, es decir, un descenso respecto al actual de 3,5% permitido. Incluso se designaron unas Áreas de Control de Emisiones (ECAs, en inglés) por parte de Estados Unidos y Canadá en 2012 que reducen estas emisiones al 0,1% en sus aguas, sumándose al Mar del Norte, Mar Báltico y Canal de la Mancha.

El presidente de la Cooperativa de Armadores de Vigo (ARVI), Javier Touza, explicó ayer que la flota pesquera tiene ante sí un "problema" con esta normativa por el "reto" que supone a nivel económico. A su juicio existen dos alternativas para cumplir con la norma: la instalación de scrubbers o el uso de combustibles de bajo contenido en azufre. En el primer caso supone instalar sistemas de limpieza de gases de escape, que posibilitaría evitar la emisión de azufre pero que supone un coste muy alto que Touza sitúa en unos 3 millones de euros por barco. Junto a ello está el uso de combustibles con bajo contenido de este elemento, que escasea y tiene un alto precio, inasumible para las distancias que recorre, por ejemplo, la flota pesquera. Desde Pymar analizaron la situación en su informe de actividad de 2016. En él citan un estudio encargado por la armadora Bimco, que explica que esta última medida supondría un gasto extra diario de entre 12.000 y 24.000 euros.

Por otro lado, la sociedad que aglutina a los astilleros españoles plantea también una alternativa más para el cumplimiento de la normativa, que pasaría por el uso de una energía alternativa como el gas natural licuado (GNL). En este sentido, explican que la OMI ha reconocido su uso y que ya existe una flota importante que lo utiliza. Javier Touza y su empresa, Chymar, apuestan por el uso de GNL en la flota pesquera, para lo que presentaron los proyectos Gaspropes -adelantado por FARO- y Why not gas?.

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