El envejecimiento de la población no es un hecho coyuntural: la nómina de las pensiones seguirá creciendo, de ahí que tenga que medrar también la masa de afiliación para poder soportar el gasto. En Galicia el coste de las prestaciones (jubilación, viudedad, incapacidad permanente, orfandad y favor familiar) ya superó en 2016 los 8.000 millones de euros. A cierre del año pasado el gasto equivalía ya al 13,4% del Producto Interior Bruto (PIB), por encima de la media nacional o de Japón, el país más envejecido del mundo. Desde el inicio de la crisis, que impactó de lleno en los ingresos de los asalariados, la nómina de las pensiones aumentó un 57%, ya que en 2006 el gasto total rozaba los 5.236 millones. Pero la remuneración de los trabajadores gallegos (por cuenta ajena) solo se elevó un 6,5%, de acuerdo a los datos de contabilidad regional que elabora el Instituto Galego de Estatítstica (IGE). Esto es, el coste en pensiones se incrementó ocho veces más que el de los salarios.

El sistema de caja única de España hace que Galicia no sea deficitaria porque no es la comunidad la que tiene que desembolsar ese gasto por sí sola. A día de hoy la comunidad tiene 1,3 trabajadores por pensionista, lejos de los baremos que recomiendan los expertos y que se sitúan en, al menos, dos cotizantes por perceptor de una paga. Pero la dimensión de este último colectivo (uno de cada tres hogares se sostiene con una prestación) y los efectos de la última reforma del sistema amenaza no solo a sus ingresos, que irán a menos (porque se supone que cobrarán pensiones durante más tiempo), sino a la demanda interna (podrán gastar menos) y el empleo. Estos son los dos principales factores que introdujo la polémica norma que ahora los pensionistas pelean por derogar.

1 | Índice de revalorización. Hasta 2014, y con la excepción de 2010 (se congelaron), las pensiones aumentaban conforme al coste de la vida, que es la inflación (IPC). De este modo se garantizaba el poder adquisitivo de sus perceptores. Pero la última reforma del sistema desvinculó las alzas del IPC y las limitó, mientras la Seguridad Social esté en déficit, al 0,25%.

2 | Factor de sostenibilidad. A partir de 2019 (para los que se jubilen desde esa fecha) no solo se tendrá en cuenta las cotizaciones de los trabajadores, sino también la esperanza de vida. Por eso bajarán las pagas de los que se den de alta como pensionistas a partir del año que viene. El concepto es el siguiente: cobrarán menos cada mes, pero lo compensarán porque vivirán -e ingresarán una paga- durante más tiempo.