Unos 200 trabajadores de Maderas Iglesias completaron ayer los casi 20 kilómetros que separan su factoría de O Porriño de la delegación de la Xunta de Vigo para exigir un paso adelante que garantice la continuidad de la empresa. En torno a unos 30.000 pasos por persona que han tenido su particular recompensa. Por primera vez, la empresa ha accedido a reunirse con los sindicatos y el Instituto Galego de Promoción Económica (Igape) para desbloquear el futuro de la empresa.

"Hemos dado un paso hacia adelante y todo lo que estamos haciendo nos llevará a un fin, que espero que sea que la empresa sea viable para todos los trabajadores", declaró el presidente del comité de empresa, Vicente Molares, tras el final de esta marcha, en la que fueron recibidos por la alcaldesa de Mos, Nidia Arévalo, y que contó con la participación de sus homólogos de Ponteareas, Salceda de Caselas y As Neves, concellos de residencia de 51 trabajadores, una quinta parte de la plantilla.

Durante esta reunión a tres partes, que se celebrará hoy en la sede del Igape, se buscará una solución para despejar el futuro del que en su día fue el mayor fabricante de pavimentos de madera de toda España y sobre la que ahora se cierne la amenaza de la liquidación. La compañía carga con una deuda de 55 millones de euros y una lista de pedidos casi vacía tras la marcha de clientes que desconfían de la capacidad de esta empresa -inmersa en "plena descapitalización" , según los sindicatos- de cumplir los tiempos en sus encargos.

"Esperemos que haya una solución porque así no se puede vivir. Son ya muchos años de EREs encandenados, pagando mal y quemando a la gente", lamenta Elena Calvar, trabajadora de Maderas Iglesias. "Hay que hacer algo porque nosotros cumplimos con nuestro trabajo, pero solo se nos paga cuando quiere. Yo soy familia monoparental y mi hijo come, pero yo no sé", critica Clara Lorenzo, con 17 años en la empresa,

En esta primera mesa de diálogo entre las tres partes se plantearán todas las alternativas que garanticen su futuro. Entre ellas, la renegociación de la deuda y la opción de que se produca un relevo en la propiedad de la empresa, con la llegada de un nuevo dueño que asegure la viabilidad de Maderas Iglesias y de los 249 puestos de trabajo que sostiene en las áreas de Vigo y Baixo Miño.

Pese al salto adelante con el primer encuentro entre administración, que avaló la adquisición de maquinaria valorada en 14 millones de euros, empresa y sindicatos, algunos empleados lamentan que la reunión "llega tarde" y que el reloj juega en contra. Según denuncian, la planta de O Porriño ha elevado su ritmo de actividad en las últimas semanas, pero lo hace a costa de deshacerse de stock y maquinaria, que reducirían el atractivo de la empresa de cara al desembarco de nuevos dueños.