Aunque la atención se ha centrado en el sector energético y particularmente en el carbón dado su enorme peso en los gases contaminantes, realmente todas las industrias tienen por delante un enorme desafío para cumplir con la directiva europea que desde 2016 endurece los límites de sus emisiones para conseguir ese ansiado objetivo de reducirlas al menos un 20% en 2020. Adaptarse o morir. Las térmicas ejemplifican el reto. Endesa tendrá que desembolsar unos 218 millones de euros para alargar la vida útil de su central en As Pontes, con la idea de implantar mayores restricciones que las contempladas en la normativa comunitaria para asegurar su funcionamiento hasta 2045. Gas Natural todavía se lo piensa con su complejo de Meirama. Ambas instalaciones lideran históricamente el ranking de las sustancias contaminantes en Galicia, pero no son los únicos focos ni tampoco los que más están aumentando su impacto en los últimos años. Tras una importante reducción en la etapa de la crisis, las emisiones de la industria en la región a aire, agua y suelo vuelven a crecer con fuerza y marcan récord.
Desde que en 2007 el Ministerio de Medio Ambiente creó el registro de emisiones de la industria el número de instalaciones bajo control por la repercusión de su actividad en el entorno ha ido subiendo "paulatinamente", según el informe de verificación que acaba de publicar el departamento dirigido por Isabel García Tejerina. Son 7.720, de los que 307 se ubican en Galicia. Hay casi un centenar vinculados con la ganadería y la explotación acuícola extensiva, 49 de gestión de residuos, 48 de la industria alimentaria y fabricación de bebidas y 36 dedicados a la producción y transformación de metales, entre las actividades con más centros supervisados.
A pesar de que Galicia no está entre los territorios con más instalaciones contaminantes -el podio lo ocupan Cataluña (25%), Aragón (13%) y Andalucía (11%)-, ni tampoco figura en los primeros comunidades que más aportan al Producto Interior Bruto (PIB) industrial en España -concretamente, es la séptima-, sí está en un lugar destacado en las emisiones del sector. En la cuarta posición, con casi 22 millones de toneladas de sustancias contaminantes en 2016.
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Las emisiones bajaron ligeramente, un 5% -frente al 8,5% de descenso en el conjunto del país-, en el último ejercicio comprobado por el Medio Ambiente. Pero, aún así, la cifra representa, junto con la de 2015 -cuando se alcanzaron las 23 millones de toneladas-, los máximos históricos en las mediciones a la actividad.
La cantidad más alta hasta ahora se registró en 2007, con 20,5 millones de toneladas de sustancias contaminantes de todo tipo. La crisis marcó un antes y un después. Las emisiones fueron bajando hasta registrar un mínimo de 11,2 millones de toneladas en 2010. Un 45% menos. Después de una pequeña subida en los dos ejercicios siguientes, en 2013 volvieron a quedarse en 11,6 millones. La recuperación de la economía volvió a impulsarlas al alza.
El dióxido de carbono representa de largo la sustancia más emitida en Galicia. Sumó 14,6 millones de toneladas en 2016, tras un recorte del 2,5% respecto a 2015.
El 75% de la contaminación industrial en la comunidad procedió de la energía, gas, vapor y aire acondicionado. Es la actividad con más efectos en el medio ambiente, aunque sus emisiones bajaron un 2,5% respecto a 2015. La coquería y el refino del petróleo, la industria metalúrgica y la química suponen cada una más del 5% de las sustancias en aire, agua y suelo. A continuación está la industria de papel, con un 4,7%, después de disparar sus emisiones a más de 1 millón de toneladas. Madera y corcho concentran el 1,9%; el 1,1% la industria alimentaria; y e 2% restante se reparte entre el resto de actividades industriales.
