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Plan de liquidación de una firma histórica

El administrador concursal negocia la venta de la centenaria Conservas Iglesias

Deberán presentar su oferta en firme a finales de febrero a la administración concursal, que ya ha iniciado el plan de liquidación -Los interesados prevén subrogar todos los contratos

Exterior de las instalaciones de la conservera, en Moaña. // Gonzalo Núñez

Conservas Iglesias SL no ha podido superar el periodo concursal y ha solicitado la liquidación al Mercantil 2 de Pontevedra. La compañía requirió en mayo del año pasado el amparo judicial para renegociar su deuda y acometer una reestructuración que le permitiese evitar el cierre, pero la pérdida de confianza de las entidades bancarias ha sido "decisiva". La administración concursal (Lex Poetelia) ha entablado ya "contactos" para el traspaso de toda la unidad productiva y la subrogación de los 70 empleados que, según fuentes sindicales, emplea a día de hoy. De cristalizar las negociaciones, que incluyen el traspaso de naves, maquinaria y marcas, se daría continuidad a una compañía fundada en 1907. Son dos las empresas interesadas en asumir sus activos: una vinculada con un empresario hispanoamericano y otra resultado de la alianza entre el valenciano Enrique Martí y un armador de Marín.

El 21 de diciembre el administrador concursal reunió a los representantes de la plantilla para trasladarles tanto el plan de liquidación como las conversaciones para garantizar la continuidad del negocio, que pasarían en todo caso por su venta. De acuerdo a las mismas fuentes una de las ofertas ha solicitado la subrogación de los préstamos, aunque de los siete millones que adeuda la conservera -indican en UGT- querría rebajar este importe. "Garantizan la continuidad de los trabajadores", que a día de hoy no sufren ningún retraso en el cobro de las nóminas. Al estar bajo amparo de la ley concursal el estar al corriente de pago con proveedores y empleados es una prioridad y ambos ocupan los primeros puestos en la orden de prelación. La compañía evita así que su producción sea intermitente por falta de stock.

Los dos interesados en hacerse con la compañía deberán presentar las ofertas en firme a finales de febrero, cuando la administración concursal prevé reunir de nuevo al comité de empresa. No ha trascendido el nombre de las compañías, aunque ninguna de ellas -así lo aseguró Lex Poetelia a los sindicatos- pertenece al negocio conservero. Según las últimas cuentas depositadas en el Registro Mercantil, de 2015, Conservas Iglesias facturó algo menos de 19 millones de euros, muy por debajo de los más de 30 que ingresó en 2013. Los números rojos fueron de 1,4 millones.

A finales de 2016 el entonces responsable de la conservera, Ángel Ramón Iglesias, advirtió a las empleadas (la mayoría son mujeres) de la dificultad de continuar con la actividad ordinaria por falta de circulante, circunstancia que en el sector vincularon entonces a la pérdida de confianza de la banca en la dirección, cuya gestión se vio salpicada por acusaciones de fraude fiscal y tiene abierta una investigación por parte de la Agencia Tributaria. La fábrica retomó su actividad en febrero de ese año en una nueva nave ubicada en Moaña, después de un parón desde septiembre de 2015 por falta de los permisos para operar en las instalaciones a las que se había trasladado desde Cangas. Invirtió 5,5 millones en el traslado.

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