Abanca cierra el plan estratégico que guió la gestión desde su salida de la órbita del FROB en 2014 situada entre las entidades más productivas de España. En un escenario poco propicio para las fiestas en el sector por los bajísimos tipos de interés, el primer banco de Galicia alcanzó el pasado ejercicio una rentabilidad (ROTE) del 10,3%. Por cada 100 euros de sus fondos propios tangibles -sin contar, por tanto, el valor de la marca o de la clientela-, logró generar algo más de 10 euros. Todos los márgenes rondan o superan un crecimiento del 20% gracias, según su presidente, Juan Carlos Escotet, a la mejora de los ingresos recurrentes, los típicos de la actividad bancaria, y el avance "sostenible" de la calidad del riesgo "durante 14 meses consecutivos". El beneficio bruto superó los 368 millones de euros en 2017. Gracias a los activos fiscales, Abanca solo pagó un millón de euros en impuestos, por lo que las ganancias alcanzaron los 367,1 millones, un 10% más que el año anterior.

Fue un periodo "exigente, pero optimista", resumía ayer Escotet durante la presentación de los resultados. "Hemos encontrado una política comercial que está dando frutos. Un enfoque de marketing directo y transparente para el cliente", añadía Francisco Botas, consejero delegado. Abanca es una de las pocas entidades que ofrece efectivo por productos, como los seguros. Sus ventas, junto con las de planes de pensiones y fondos de inversión, aumentaron un 20,5%. Un 2,7% los depósitos minoristas (30.738 millones de euros), favorecidos, como reconoció la cúpula del banco, por la caída del Popular-Pastor y el golpe de la crisis catalana en los grupos con sede allí. "No sabría precisar cuánto, pero la percepción de Abanca como banco refugio ha tenido que contribuir", indicó Escotet.

La firma de hipotecas para primera vivienda se elevó un 17,8%; un 54% los créditos al consumo; y un 75,2% las operaciones con pymes y autónomos. El crédito en situación normal supera los 27.500 millones, tras un alza del 7,8%. El volumen de negocio total con la clientela asciende a 65.556 millones de euros.

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El saldo de dudosos acumulado por el entidad baja a 1.541 millones de euros, lo que supone una reducción de más del 28% en el último año. Los responsables de Abanca destacan con insistencia el lastre soltado. Con una de las coberturas más altas del sistema financiero para los activos fallidos (55,3%), el coste del riesgo -por las provisiones para afrontar el deterioro- disminuye de 73,6 a 64,3 millones de euros, el 0,22% sobre la cartera de préstamos concedidos. La morosidad pega otro bajón. A finales de 2016 era del 6,8%. Actualmente es del 4,7%, frente al 7,3% del conjunto del sector.

En la limpieza han sido clave las cuatro "grandes" desinversiones en activos improductivos. Se vendieron préstamos impagados y propiedades recibidas como pago de deuda por valor de 1.900 millones "sin impacto negativo en la cuenta de resultados, incluso algo positivo", explica Botas. Lo que queda de dudosos y adjudicados supone el 2,2% del activo del banco, el segundo porcentaje más bajo del sector financiero español.

Por el modelo de negocio de banca minorista, la gestión de riesgo y los niveles de capital y liquidez, el Banco Central Europeo (BCE) rebajó un 0,25% las necesidades de solvencia exigidas a Abanca. Solo ocurrió, según la entidad, con otro banco en el país. El CET1 llega al 14,6%, con un exceso de capital de 1.762 millones de euros que Escotet pone sobre la mesa como el mejor aval que tienen para ser espectadores privilegiados y estar "sólidamente posicionados", enfatizó, ante las oportunidades de compra que surjan en el mercado.

"Claramente tiene que ser una oportunidad que genere sinergias complementarias a nuestro modelo de negocio, que sea absolutamente complementario, y que permita mantener el control y la mayoría en el resultado de la fusión", describió el presidente de Abanca, que incidió en las dos premisas en cada ocasión que se le preguntó por las posibles adquisiciones. Escotet no esconde que se estudiaron opciones en 2017. Al menos, como transcendió, una posible integración de Liberbank y la compra del negocio en España del Deutsche Bank. El máximo responsable del principal banco gallego habló de "reevaluar" y seguir atento a lo que pueda surgir. Sin descartar España -aunque no está nada convencido de que el baile de fusiones esté protagonizado solo por entidades medianas-, pero con la vista puesta, sobre todo, en EEUU y Portugal. Eso sí, en este momento "no hay nada identificado".

Ante la merma de oficinas, Escotet hizo una defensa a ultranza de las sucursales físicas (640), "absolutamente preponderante" en el negocio. Después de una inversión de 26 millones, quedan otros 100 reservados para la renovación de la red. Pero el modelo digital avanza. El número de interacciones mensuales en los canales multimedia se disparó un 39,1%.