No deja de ser una ironía que haya que hacer economía de guerra con la huella de un amor que se fue. Pero es que las mujeres gallegas son, con 550 euros pelados al mes de media, las que perciben la paga de viudedad más baja de España. "Una mierda de pensión, diría yo". Y dice bien Teresa (66 años, 13 viuda), fan del mercadillo de Bouzas - porque "hay que vestirse con lo más económico" -, pagadora de vacunas de los nietos. Como las últimas, por las que soltó 47 euros. "Y que no tengas que ir al dentista, porque entonces te acuerdas de los dientes durante todo el año". 550 euros, muy por debajo de lo que se dice salario mínimo (740 euros), muy justos para reparar la máquina de café de la Asociación de Viudas Demócratas de Vigo, que se les estropeó y que no han podido reparar todavía. "Hay pobreza donde nunca esperarías". A veces se les escapa alguna lágrima porque no puede ser fácil vivir 635.

Como hace Nieves, de 87 años, superviviente de todo. "Tenía unas pocas alhajas de oro, pero tuve que venderlas para comer, dar de comer a mis hijos y a mis nietos". Tuvo siete críos, le faltan tres. Y su hija fue desahuciada el pasado mes de mayo, con dos criaturas a su cargo. "Llega el día 10 y a mí no me queda un duro en el bolsillo". Pero cuando el año pasado el Gobierno le subió la pensión en "unos céntimos", se fue a Correos y se los mandó de vuelta a la ministra Fátima Báñez. Con acuse de recibo. "Todavía estoy esperando a que me conteste". Nieves trabajó mucho, desde los 15 años, en servicios de limpieza. "Trabajaba ocho horas y cotizaba por tres". Le quedó la paga de viudedad con la que no hay hueco para los prodigios, aunque le dé para comprar calzado a los pequeños porque sus zapatos hicieron aguas cuando llegó el invierno -aunque tarde- a Vigo.

De las 187.000 personas que cobran la pensión de viudedad, solo tres de cada diez tienen derecho a una subida que estaba prevista en 2011 y que se pospuso por motivos presupuestarios. "Pero hay dinero para rescatar bancos y autopistas", clama Carmen Rodal, presidenta de la asociación. La reforma, ya aprobada por el Congreso, consiste en elevar del 52% al 60% la proporción de la base reguladora que se aplica para fijar la cuantía de la prestación. Pero en Galicia será de aplicación en apenas 55.000 casos. No es el de Eugenia, de 69 años, 700 euros de pensión y con una hija viviendo en casa porque no encuentra trabajo. Ni el de Queti, de "75 mayos", con una paga que tampoco pasa de los 700. Ni del salario mínimo, claro. Tendría que percibir una pensión como jubilada, pero le faltaron dos horas para alcanzar el mínimo de cotización.

La mejora de las pensiones de viudedad se limitará a un perfil muy específico: personas mayores de 65 años, que no perciban otra prestación, que no trabajen por cuenta ajena o propia y cuyos ingresos por todos los conceptos no superen los límites establecidos para tener derecho a la pensión mínima de viudedad. La reforma excluye en primer lugar a las viudas con cargas familiares, porque para ellas la pensión es ya equivalente al 70% de la base reguladora. Quedan fuera también las viudas que a la vez cobran pensión de jubilación y las que trabajan, cualesquiera que sean sus ingresos por el empleo. Y será así aunque a Teresa (otra), de 77 años, su pensión de viudedad le quede en 600 euros. O aunque a Mari Carmen, con seis nietos y tres bisnietos, le quedaran 730 euros de pensión porque su marido sufrió tres bajas médicas en los últimos ocho años de vida laboral. Que penaliza las pagas, claro que sí, pero de eso las facturas no entienden.

Dice Teresa (la primera, de 66 años) que desde que se aprobó el nuevo sistema de revalorización de las pensiones la suya solo ha subido en 75 céntimos, por mucho que Tomás Burgos diga que solo han perdido una décima de poder adquisitivo. A Eugenia le cabrea, aunque todas querrían ver a Celia Villalobos apañárselas con "una mierda de pensión", como la suya. "Pero cómo van a nacer niños si no se pueden criar? Como no eches una mano no tienen narices de sacarlos adelante".