El Gobierno central trasladó ayer al sector los resultados de la doble auditoría realizada a la industria atunera española por la Dirección General de Salud y Seguridad Alimentaria de la Comisión Europea (DG Sante) tras haber detectado malas prácticas en los sistemas de congelación y procesado de la materia prima. Un análisis que realizó in situ en junio y octubre -para lo que desplazó a técnicos a factorías de Galicia, Murcia o Andalucía- con la intención de despejar las dudas existentes sobre el sistema de congelación en salmuera, que emplea en las fábricas gallegas de manera directa a 500 personas. Bruselas ha ordenado al Gobierno que ejecute una auditoría de toda la flota atunera y a redactar de urgencia un plan de actuación vinculante, según pudo saber FARO. La UE quiere erradicar fraudes y que no se comercialice este pescado de forma irregular. El atún congelado en salmuera solo se puede utilizar para consumo humano directo cuando se congela a -18º o más frío; por debajo de ese umbral debe destinarse a conserva.
De momento el documento entregado al sector (conservero, armadores, comercializadores y transformadores) es un borrador en inglés, pero pone cuatro deberes principales a las administraciones estatal y autonómica. En primer lugar, el de la auditoría de la flota, con la que se expondrá cómo opera cada buque y cómo congela. Incluirá un registro de todos aquellos barcos españoles capaces de congelar como mínimo a esos -18º, aspecto que había planteado ya la industria para despejar dudas sobre la trazabilidad. La equis a resolver en esta ecuación es cómo garantizar que un buque en alta mar sumerge los atunes en salmuera a esa temperatura y no a otra más baja, que consume menos energía. Y asegurar, eso sí, que no se rompe la cadena de frío ni en el puerto, en la factoría o el supermercado. "No sirve de nada guardar la trazabilidad en la industria si en el súper ponen una bombilla encima del producto para que se vea más bonito", ejemplifica un empresario. "La responsabilidad es de todos. Los que no cumplan, fuera".
Cuando el pescado se sube a bordo se introduce en cubas con una solución de salmuera sódica enfriada previamente a -18º mínimo, que se retira una vez llena la cuba, y tras lo cual se mantiene en régimen de seco por debajo de los 20 grados bajo cero. Hay flota, principalmente artesanal y de terceros países, con una edad media de 40 años sin capacidad para estas temperaturas de congelación. Sus capturas deberían destinarse únicamente a conserva, pero la venta de atún para consumo humano directo -sin pasar por la lata- es más rentable, lo que ha alentado a algunos operadores a tratar de esquivar la ley. La DG Sante ha reclamado en segundo lugar el establecimiento de controles en la industria transformadora, para que acrediten que el atún que no vaya a conserva -el congelado en salmuera- fue congelado a la temperatura que marca la ley. Ha exigido por último sistemas de control actualizados y formación específica para los inspectores, que dependen en última instancia de las comunidades autónomas.
Además, según otras fuentes conocedoras del encuentro, el Gobierno ha decidido utilizar el decálogo elaborado por la Asociación Española de Mayoristas, Importadores, Transformadores y Exportadores de Productos de la Pesca y Acuicultura (Conxemar) como guía para establecer un "código de buenas prácticas" en el sector. La organización lo había presentado a la Secretaría General de Pesca para "reforzar la credibilidad, el rigor y la transparencia" de la industria, y que el consumidor sea consciente y confíe en el cumplimiento de estos principios.
