El céntimo sanitario -o, en el argot más técnico, Impuesto sobre las Ventas Minoristas de Determinados Hidrocarburos (IVMDH)- se estableció en Galicia en 2003 con José Antonio Orza como conselleiro. Entonces la Xunta decidió gravar el lítro de gasóleo con 1,2 céntimos, y el de gasolina con otros 2,4. Pero la administración de Alberto Núñez Feijóo decidió elevar esta tasa al máximo permitido por Hacienda y, desde 2014, cada vez que un usuario adquiere combustible paga 4,8 céntimos por litro, tanto de diésel como de gasolina. Desde ese momento, en enero de 2014, Galicia es la comunidad más cara de la Península para los conductores. Un mes antes, en diciembre de 2013, ese trono era de Castilla y León. Esta comunidad es hoy la tercera más barata porque decidió, desde hace algo más de un año, dejar de aplicar el llamado céntimo sanitario.

Este controvertido impuesto adicional sobre los carburantes -que ya padecen el IVA y el impuesto especial de hidrocarburos- se aplica en su tope más elevado en Galicia, Andalucía, Baleares, Castilla-La Mancha, Cataluña, Murcia y Comunidad Valenciana. En otras cuatro (Aragón, Asturias, Extremadura y Madrid) el tipo es más bajo, y en las restantes se ha suprimido. Pero el céntimo sanitario ha actuado de parche en las cuentas públicas, y solo en 2017 las comunidades presupuestaron una recaudación por esta tasa superior a los 1.000 millones de euros, según la documentación remitida al Ministerio de Hacienda. En Galicia la previsión era de 88 millones de recaudación, casi la misma (88,5 millones) que la estimada para el año en curso.

El gran impacto fue en 2014, cuando la Xunta aplicó la subida para "equiparar" -dijo entonces- el gravamen al del resto de comunidades. Pasó de ingresar 20,9 millones por el céntimo sanitario en 2013 -en el tipo al que lo había dejado Orza- a más de 72 un año después. Desde que se ejecutó esa subida la recaudación por el IVMDH se ha elevado en más de un 320%, de acuerdo a los datos aportados por Facenda al departamento de Montoro. En los últimos cinco años hizo más de 350 millones de caja con la aplicación de este impuesto a los carburantes.

El Brent, en máximos de 2014

Por otra parte, La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) ha destacado el "significativo" aumento de los precios del petróleo durante 2017, que se situó de media anual en 52,43 dólares por barril, lo que supone un 28,6% por encima de 2016 y el nivel más alto desde 2014. Según apunta el cártel han recibido, desde enero del año pasado, un "amplio" apoyo por parte de los ajustes de producción pactados por la OPEP y otros productores como Rusia, un acuerdo que se prolongará durante todo 2018.

No obstante, además del acuerdo, que tiene como objetivo reducir el exceso de oferta de crudo global, el "fuerte" crecimiento económico y el "buen" desempeño de los mercados financieros han ayudado a mejorar "significativamente" los fundamentales del mercado del oro negro. La previsión de los analistas es que el Brent se incremente al menos otro 10% hasta final de año.