El currículum de Luis de Guindos es lo suficientemente largo para que la sombra de la crisis financiera española le envuelva desde mucho antes de que asumiera la cartera de Economía. Fue secretario de Estado bajo las órdenes del entonces ministro y vicepresidente del Gobierno, Rodrigo Rato, entre los años 2000 y 2004, los años en los que los expertos fechan el inicio de la burbuja inmobiliaria. Tres meses después de que el PP perdiera las elecciones entró en Lehman Brothers como miembro asesor del Consejo Asesor para sus actividades en Europa y luego saltó a la división financiera de PricewaterhouseCoopers (PwC). Fue durante su etapa en la auditora, el 8 de abril de 2010, cuando De Guindos presentó públicamente el Informe de Reestructuración de Cajas de Ahorros y la reforma de su regulación. Un auténtico tratado contra lo que el propio ministro definió entonces como "corralitos regionales".

"La gente no quiere ni cajas gallegas, ni madrileñas, ni catalanas, lo que quiere son cajas solventes que den liquidez a la economía -defendía-. Se deben eliminar las restricciones a las integraciones regionales". Caixanova y Caixa Galicia negociaban en aquel momento una fusión que la caja viguesa se resistía a aceptar por el enorme agujero en la entidad dirigida por José Luis Méndez, auditada, precisamente, por PwC, que también se encargó de realizar otro informe de parte para forzar la fusión. Aunque en su comparecencia de ayer en la comisión del Congreso que investiga lo ocurrido en el sector financiero quiso centrarse en el caso de Bankia, a De Guindos le tocó enfrentarse con su pasado. "Usted está en el informe de fusión de las cajas gallegas, ¿le entregó una copia a la señora Currás?", le inquirió Pedro Saura, el diputado socialista, en referencia a la ex conselleira de Facenda y anterior secretaria de Estado de Presupuestos, una de las grandes impulsoras de la negativa de la Xunta a autorizar a Caixanova una integración con entidades de otras comunidades y de la estrepitosa fusión con la, según el Banco de España, quebrada Caixa Galicia.

Ni ante las recriminaciones de muchos de los diputados por su famosa frase de que el rescate a la banca no le costaría "ni un euro al contribuyente", el ministro de Economía quiso hacer autocrítica. Si aceleró en apenas un par de meses los requisitos de cobertura del ladrillo en la banca fue porque "los mercados no daban tiempo". De Guindos volvió a defender el rescate, que cifró en 60.000 millones, incluida la aportación del gobierno socialista. "La alternativa era la quiebra, una suspensión de pagos inimaginable, con 250.000 millones de ahorradores en las tres nacionalizadas, el rescate completo de la economía y nuestra expulsión de la zona euro", aseguró.

Guindos sacó pecho por la actuación "exhaustiva e integral" del Ejecutivo popular responsabilizó de la crisis al equipo encabezado por José Luis Rodríguez Zapatero por la tardanza en tomar medidas. El ministro de Economía asegura que el FROB trasladó a Anticorrupción unas 60 operaciones con un posible perjuicio de 3.700 millones en las entidades nacionalizadas y admitió que obligó a Rodrigo Rato a dimitir, aunque después de que el expresidente de Bankia hubiera ya anunciado a la CNMV su marcha e intentara dar marcha atrás en la decisión.