La vida laboral se ha convertido en un maratón repleto de obstáculos, más altos a medida que el trabajador se acerca a la meta de la jubilación. Por si no era poco duro para muchos sobrevivir los achaques típicos del paso del tiempo, sobre todo en profesiones muy físicas, para llegar a la edad dorada sin demasiados problemas, el vendaval de la crisis económica se llevó por delante los pulmones de cientos de miles de corredores, a punto de retirarse, y que fueron víctimas de expedientes de regulación de empleo y despidos en un momento de la vida en el que es muy difícil poder reciclarse y lograr otra oportunidad de ocupación. El número de parados en Galicia con más de 55 años se disparó hasta un 74% entre 2007 y 2015, según los datos del Servicio Público de Empleo Estatal. Al cierre del pasado ejercicio todavía había más de 48.000 desempleados con esas edades esperando volver al mercado laboral en la región.

La prueba de lo complicado que es para ellos conseguirlo, como reconocen tanto la Xunta como el Gobierno central en los planes lanzados en los últimos años para ayudar a la reinserción de colectivos con características especiales, es que en su caso el número de parados de larga duración sigue en cifras de récord. En la comunidad hay 22.000 parados de larga duración con más de 55 años. Cerca de un 200% por encima de las cifras de 2009. Y va en aumento: un 18% de alza en los últimos doce meses en Galicia.

A esa edad, los 55 años, los trabajadores llegan con una media de 23,6 años de alta en laboral. En el caso de los hombres sube hasta los 26,4 y en las mujeres se queda en 20,5 años. Una cantidad de tiempo cotizando que va a la baja. En 2012, según los informes del Instituto Galego de Estadística (IGE) sobre vidas laborales, las trabajadores gallegos de 55 años sumaban 24,1 años de alta en la Seguridad Social. ¿Y al momento de la jubilación? ¿Cuál es la media de cotización? Unos 29 años, con una gran diferencia de nuevo entre hombres (33 años) y mujeres (25 años). La base de cotización alcanza los 1.787 euros, aunque la mitad de los trabajadores no pasa de 1.600 euros.