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El mapa económico 30 años después: el Mediterráneo acelera y el Norte cede

La distancia con la España más rica se acentúa -La comunidad creció un 77% desde 1987, constata un estudio

El mapa económico 30 años después: el Mediterráneo acelera y el Norte cede

Los treinta años comprendidos entre 1987, recién incorporada España a la entonces Comunidad Económica Europea, y 2016 supusieron un período de extraordinaria expansión de la economía nacional: el PIB casi se duplicó en ese tiempo (creció el 93,5%), pese a las dos fases de recesión padecidas (1992-1993 y 2008-2013). ¿Cómo se repartió tanto crecimiento entre las regiones españolas? Un reciente estudio traza un mapa que presenta, entre otros, los siguientes rasgos: las comunidades de la vertiente mediterránea y Madrid protagonizaron los avances más intensos, claramente superiores a los conseguidos en la Cornisa Cantábrica y en otros territorios del Norte; ante ese desplazamiento del dinamismo económico hacia la España del Este, iniciado antes ya del período comentado, Galicia aparece en el pelotón de cola y acentúa la pérdida de pulso del Noroeste.

El documento titulado Evolución regional en España, obra de lo economistas César Cantalapiedra y Ricardo Pedraz, forma parte de un conjunto de trabajos sobre las transformaciones sociales y económicas de España entre 1987 y 2016 que ha editado la consultora Analistas Financieros Internacionales (AFI). El artículo de Cantalapiedra y Pedraz examina el desempeño de las regiones en un tiempo en el que confluyeron dos situaciones de gran calado económico para ellas: por un lado, el acceso a los fondos europeos para estimular el desarrollo y la cohesión territorial; por otro, el proceso de descentralización administrativa y construcción del sistema de financiación autonómica, nominalmente pensando también para propiciar cierta convergencia en los niveles de bienestar. Los autores concluyen: "El análisis macroeconómico muestra que "no todas las regiones han evolucionado con un mismo patrón; muy al contrario, la tónica ha sido la heterogeneidad (...) y escasos avances en convergencia".

| Madrid y Asturias, los extremos. Las tres décadas estudiadas han confirmado un "cambio de foco de crecimiento". "Mientras en el pasado encontrábamos una Cornisa Cantábrica pujante y desarrollada, en los últimos lustros el mayor crecimiento se ha concentrado en la zona oriental y en las regiones extrapeninsulares (Baleares y Canarias), así como en la Comunidad de Madrid", exponen César Cantalapiedra y Ricardo Pedraz. Madrid está en la cúspide: su PIB se expandió el 119% en treinta años sin haber sido destino preferente de los fondos europeos ni haber tenido preeminencia en el reparto de la financiación autonómica, aunque la comunidad resultó favorecida por la reforzada disposición radial de las comunicaciones, que acrecentó la capacidad de Madrid de atraer población y actividad en el interior de España. En el extremo opuesto aparece Asturias, con un avance agregado del PIB del 39,53% desde 1987, tiempo a partir del cual la región sufrió simultáneamente y con mayor severidad que ninguna otra cirugías profundas en los sectores cuya viabilidad quedó más comprometida tras la incorporación española a la actual UE: el carbón, el acero, la leche... "Entre las zonas más estancadas, el Principado es el caso más paradigmático", indican los autores del estudio editado por AFI.

| Del Cantábrico al Mediterráneo. Además de Madrid, otras ocho comunidades acumularon en las tres décadas citadas crecimientos del PIB superiores al 90%. Cinco de ellas -por orden- se asoman al Mediterráneo: Andalucía (99%), Cataluña (96%), Baleares (92%), Comunidad Valenciana (92%) y Murcia (111%). Al mismo tiempo, las regiones de la Cornisa Cantábrica y otras del Norte se quedan por debajo del 80%, si bien superan a Asturias: Cantabria (56%), Castilla y León (64%), Galicia (77%) y País Vasco (79%). Sobre tales resultados se sujeta la tesis según la cual el eje del dinamismo económico acentúa su desplazamiento hacia el Este del país y el principal de los perdedores es el Noroeste. Dentro del Norte, dos regiones pequeñas y con un alto perfil industrial se cuelan entre las más dinámicas: Navarra, cuyo PIB creció el 96% en tres décadas, y La Rioja (110%). Son los mejores resultados del Valle del Ebro, donde siguen observándose niveles sobresalientes de riqueza, pese al empuje de la costa mediterránea.

| Riqueza y convergencia. Utilizando el PIB por habitante (renta per capita, indicador que se emplea en la UE para comparar el dinamismo económico de sus territorios y la convergencia entre ellos), las primeras posiciones en la riqueza regional siguen ocupadas, como en 1987, por Madrid, País Vasco, Navarra y Cataluña. El cambio más notable es que Baleares abandona el liderazgo, aunque no porque su crecimiento económico haya sido magro, sino por haber registrado en el período analizado un intenso aumento de la población. Ese factor demográfico explica también que regiones como Murcia o Valencia hayan dado pasos atrás en la convergencia con la media española de renta per capita pese a la magna expansión de su PIB. César Cantalapiedra y Ricardo Pedraz no entran en ello, pero esa dificultad de algunas regiones mediterráneas para reducir distancias con el promedio nacional de riqueza guarda asimismo relación con el protagonismo del turismo y de la construcción en el proceso de crecimiento de esos territorios, actividades intensivas en empleo, pero de bajo valor añadido en comparación con la industria.

La especialización industrial ha sujetado entre los más ricos a Navarra y al País Vasco, con un bienestar blindado además por sistema foral de financiación. Galicia ha reducido las distancias con la media nacional en PIB per capita (79% de la media nacional en 1987; 90% en 2016 ).

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