Economía y emancipación van de la mano. A los jóvenes les tocó aguantar buena parte del chaparrón de la crisis y les cuesta más engancharse a la recuperación. Lo que dificulta la posibilidad de crear un hogar propio. Por esa razón, los bajos salarios y la elevada temporalidad en el colectivo, pero también por la propia evolución demográfica, con cada vez menos habitantes en Galicia de menos de 35 años, el número de personas en esas edades que siguen viviendo con sus padres asciende a 281.600 y los hogares jóvenes en la comunidad caen a mínimos. En 2016 había 130.000 gallegos (135.800 en 2015)en esa franja de edad que vivía con su pareja, pero 9.152 de ellos compartía además vivienda con sus padres. Un volumen que se mantiene prácticamente estancado en comparación con el año anterior. En cambio, las parejas emancipadas caen de 126.600 a 121.200, según el IGE.

El salto cuesta a la vista del tipo de ingresos que tienen. Uno de cada cuatro hogares compuestos por gente de menos de 35 años en Galicia, cerca de 15.600, ingresa menos de 1.000 euros al mes. Otro 21% (13.000) se embolsa entre 1.000 y 1.500 euros. Los de 1.500 a 2.000 euros cada mes suman 14.300 (23%); un 16% (9.900) está entre los 2.000 y los 2.500 euros; y un 14% (8.700) supera los 1.500 euros.

La inmensa mayoría de los gallegos que se mueven entre los 18 y los 34 años que siguen viviendo con sus padres, el 54% (152.800) no trabajó ni un solo día durante 2016. Otro 13,5% (38.000) sí estuvo ocupado, pero menos de nueve meses. El 2,5% (7.000) logró emplearse más de nueve meses, pero no el ejercicio al completo, que sí lo hizo el 29,7% del total, unos 83.800.