Cumplir en 2030 con los objetivos europeos puede convertirse en una trampa para llegar a los compromisos adquiridos para 2050. Las inversiones, según Xavier Labandeira y Pedro Linares, deben ser "coherentes". Por ejemplo, si la principal herramienta hasta 2030 para la senda de la descarbonización es en nueva potencia alimentada con gas natural, la inversión podría caer en saco roto porque los ciclos combinados deberán reducirse "en gran medida" o directamente desaparecer en 2050. "Puede suceder, por tanto, que no cumplas o que tengas que paralizar una tecnología después de esas inversiones tan elevadas. Como si haces una obra en tu casa para 20 años y a los 2 no vale. Mucho cuidado con la inversión", destaca Labandeira.

De ahí que el informe incluya también la inversión como un reto de la descarbonización e inste a "asegurar la compatibilidad entre los distintos horizontes considerados" y "el diseño de un sistema de señales económicas e institucionales a largo plazo". Eso, según Economics for Energy, requiere "un diseño adecuado del mercado eléctrico y de los precios de la energía".