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La transición energética en Galicia y La revolución dormida de los biocombustibles

La falta de incentivos y el tamaño de las granjas frena el uso energético de los purines en Galicia

Solo con los residuos de vaca, el potencial equivale al consumo de hasta 70.000 hogares - Norvento lanza dos modelos de centrales estándar para soluciones "ad hoc" - Energylab trabaja en el diseño de plantas móviles

Ángela Rodríguez en una reciente presentación de Energylab. // FDV

El suministro de energía en la conocida quesería Casa Macán dependía de un tanque obsoleto para mover los 500.000 litros de gasóleo de su consumo anual. Hacía tiempo que los responsables de la empresa asentada en el municipio lugués de Taboada buscaban un sistema más eficiente y sin tanta exposición a los vaivenes, a menudo muy bruscos, del precio de los derivados del petróleo. Aunque la primera opción que barajaron fue la biomasa, el análisis pormenorizado de sus necesidades de electricidad y calor colocó al biogás como la mejor opción posible porque a las ventajas de la reducción del carburante se une el aprovechamiento de los propios residuos generados en la fábrica. Dos pájaros en un solo tiro: ahorro de costes y tratamiento de los restos vegetales y, sobre todo, los purines, uno de los productos más complicados de valorizar en el sector agroganadero. "Así que al final el proyecto elegido fue algo natural. Cayó por su propio peso", explica Miguel Ángel Balboa, director del área de biomasa y biogás de Norvento, encargada de poner en pie las instalaciones que cubren ya el 40% de la demanda de energía primaria de las granjas y la quesería.

La construcción de la planta de biogás de Casa Macán finalizó el pasado mes de octubre. Cuando complete la fase de pruebas pasará a formar parte de la diminuta lista de centrales de Galicia que usan el proceso natural de la descomposición de los residuos como fuente de energía. En la comunidad hay más de 900.000 cabezas de ganado, de las que unas 500.000 son vacas. El campo y la industria agroalimentaria superan en el Producto Interior Bruto (PIB) a la automoción. Pese a las oportunidades que reúne la economía gallega para tirar de este tipo de tecnología en su mix de producción eléctrica y favorecer el autoconsumo, las instalaciones que vierten electricidad a la red se cuentan con los dedos de una mano y pocos más.

La de mayor potencia, con 6,275 megavatios (MW) está en la planta de residuos de Nostián, en A Coruña. Hay otras tres ligadas también a vertederos, en Sogama, Bens y Lousame, con 2,3, 2,5 y 0,130 MW respectivamente. Otra en la factoría de la conservera Calvo para el tratamiento de lodos en su factoría de Carballo (0,191 MW) y la planta experimental diseñada por Norvento en otra granja de Xustás, en el municipio de Cospeito (0,50 MW).

El Plan de Energías Renovables (PER) de España preveía para 2020 la puesta en marcha de 250 plantas de biogás dentro del sector agroganadero. ¿Cuántas existen? Alrededor de 140, pero la mitad ubicadas en vertederos y depuradoras. Las otras 70 sí pertenecen a instalaciones agropecuarias, la mayoría de ganado porcino. "Esa -subraya Balboa- es la cruda realidad del biogás a día de hoy".

"España está muy lejos del objetivo marcado debido a dos razones principales: la suspensión de los incentivos a las renovables y la gran casuística existente en cuanto a los parámetros retributivos para la producción de energía eléctrica", señala Ángela Rodríguez Abalde, responsable del área de bioenergía de Energylab, el centro de referencia nacional en investigación y fomento de la eficiencia energética con sede en el campus de Vigo y que tiene como patronos a las tres universidades, la Xunta y varias de los grandes grupos empresariales de Galicia.

El biogás no fue ajeno al importante desarrollo de las fuentes renovables en el país. Su evolución es prácticamente idéntica a la de la biomasa. El real decreto de 2007 para regular la producción de electricidad del entonces denominado régimen especial -las centrales, básicamente renovables, que tenían derecho a una prima a mayores de lo que cobraban por su electricidad en el mercado para apoyar sus caras inversiones y su lucha contra el cambio climático- abrieron la puerta a unos cuantos proyectos. "El régimen retributivo era deficiente, pero al menos dejaba ver la posibilidad de lanzarlos", recuerda Miguel Ángel Balboa.

El estallido de la crisis y la decisión del Gobierno de imponer una moratoria a las fuentes verdes como supuesto remedio al acuciante déficit de tarifa -la diferencia entre lo que cuesta prestar el servicio eléctrico y lo que ingresa el sistema por los recibos del consumidor- volvió a cerrar la puerta a estas instalaciones y obligó a los promotores a rastrear otras oportunidades de negocio.

"Tal y como está la normativa de generación eléctrica es impensable hablar de biogás para volcarlo a la red de distribución. Es una utopía", asegura Balboa. "Actualmente nosotros estamos enfocados a plantas un poco más pequeñas en régimen de explotación de autoconsumo eléctrico y térmico", añade Manuel Pinilla Martín, director comercial de Norvento.

La estrategia del grupo gallego líder en renovables es un escaparate de lo que está sucediendo en todo el sector. El biogás se reorienta a cubrir el consumo de puertas para dentro en complejos agroganaderos e industrias transformadoras como las conserveras. Especialmente la demanda de calor. El rendimiento térmico puede llegar al 90%, mientras que en la línea de valoración eléctrica ronda el 33-34%.

Es lo que hace Finca Mouriscade, en Lalín, desde 2014. Con su planta de biogás, impulsada por sus dueños con la colaboración de la Diputación de Pontevedra, la Consellería de Medio Rural y Energylab, ahorra unos 19.000 euros al año en la factura energética y, de paso, logra minimizar la carga contaminante del purín. Es un ejemplo, según la encargada del área de bioenergía de Energylab, de la importancia de las plantas piloto y el apoyo de las administraciones, a las que pide "un mayor empuje, incluidos incentivos y subvenciones públicas, y también del sector privado, para fomentar esta tecnología".

A diferencia de las depuradoras o los vertederos, con un marcado carácter industrial y la actividad asegurada, las explotaciones agroganaderas se enfrentan a mayores incertidumbres a la hora de plantearse un proyecto de biogás. La inestabilidad del negocio y sus repetidas crisis de precios alimentan el riesgo. "Cuando sondeamos el mercado y vamos a una explotación, es difícil encontrar un perfil de ganadero por debajo de 50 años", cuenta Balboa. La edad y el tamaño son dos hándicaps en la visión de futuro del negocio. ¿Hasta qué punto está garantizada la supervivencia de la granja? ¿Existe vocación de crecer? A pesar de la madurez tecnológica, la mayoría de dueños de explotaciones con los que ha tratado Norvento "ni siquiera habían escuchado hablar antes del biogás".

"Es verdad también que muchos ganaderos ya no se aferran solo a la cuestión económica -añade el directivo de Norvento-. Entienden que es un paso lógico que han de dar en su instalación para abordar el problema de los purines".

En los últimos dos años, la Xunta endureció los requisitos para el depósito de los restos del ganado y a corto plazo en el sector se da por hecho que aumentarán las trabas". El biogás no resuelve el problema del tratamiento de los purines, pero sí representa un gran avance porque después de la biodigestión -de la que salen los gases empleados para la generación de calor y electricidad- queda un producto "más higienizado, neutralizado" al que es más fácil dar una salida.

Si hay purines que tratar y la explotación acumula un nivel de consumo importante de electricidad o calor, "empezamos a tener una planta que encaja muy bien" con el biogás, afirma Manuel Pinilla. Norvento ha normalizado el mercado con el diseño de dos plantas tipo recogidas en su proyecto "Bioplant". Soluciones ad hoc para cada caso. Esos dos modelos, estándares de 50 y 150 kilovatios (KW) "cubren un espectro amplio del mercado al que queremos llegar". Se pueden modificar en tamaño y prestaciones para adaptarlos a las necesidades de cada granja o industria, donde el grupo energético pone el foco.

En Galicia el potencial roza el centenar de plantas. Además del mercado local y el resto de comunidades, Norvento ha tenido una gran respuesta de Latinoamérica y, sobre todo, en Reino Unido, destino fuerte de su actividad gracias al camino abierto por el éxito de sus aerogeneradores eólicos de autoconsumo para las industrias. "Las explotaciones allí son más grandes y encontramos sentido de continuidad del negocio en el tiempo", narra el director comercial de la compañía, que remarca la importancia que en el país tienen los incentivos públicos por electricidad, calor e incluso la inyección de gas a la red general.

"Hay un contexto que permite y favorece que estas plantas puedan desarrollarse -resume Manuel Pinilla-. En España vamos a la cola. Estamos fuera de todo este tipo de incentivos y, encima, en el caso de la electricidad encontramos incluso pegas al autoconsumo".

Sí, en otros países europeos los excrementos del ganado son oro para el sector energético. Según los últimos datos disponibles de la Asociación Europea de Biogás recopilados por Energylab, funcionan un total de 17.376 plantas de digestión anaeróbica: 633 en Suiza, 736 en Francia, 813 en Reino Unido, 1.491 en Italia y casi 10.800 en Alemania, donde el biogás es un sector puntero.

Solo en el sector ganadero, las deyecciones pueden rondar al año los 9 millones de toneladas. "El potencial global de generación de biogás podría alcanzar los 137 millones de metros cúbicos al año, unos 40 millones si únicamente tuviésemos en cuenta la mitad de los residuos del sector vacuno", apunta Rodríguez Abalde. Ese potencial bruto disponible supone el equivalente a la demanda energética de entre 70.000 y 80.000 viviendas.

El centro de investigación vigués considera que dos de los retos pendientes son la mejora de la tecnología y la reducción de costes. "Hay que tener en cuenta que en Galicia existe una dispersión de muchos sectores con mayor potencial de generación", señala la responsable de bioenergía de Energylab, que está investigando un modelo matemático en código abierto para optimizar los digestores y trabaja también en el diseño de plantas "compactas, móviles y de tamaño reducido" para las granjas de menores dimensiones.

Dentro de la Unidad Mixta dedicada a la Movilidad Sostenible amparada por la Axencia Galega de Innovación (Gain) que comparte con Gas Natural Fenosa, Energylab analizó y desarrolló nuevos procesos y sistemas para la valorización de residuos, la producción de biogás y la obtención de biometano para aplicarlos en la movilidad marítima y agraria. Las dos actividades son "claves" para la introducción "de nuevas tecnologías que permitan el uso de combustibles más respetuosos con el medio ambiente y el tratamiento de residuos".

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