Los consumidores gallegos se reencuentran este año con una situación que parecía ya casi olvidada. Si en los últimos tres años el abaratamiento del precio del petróleo y la debilidad de una demanda que todavía padecía las secuelas de la crisis había provocado que los precios no solo no subiesen, sino que, incluso, bajasen, ahora la situación se ha invertido y toca dedicar una mayor cantidad de dinero por acceder a los mismos bienes y servicios.

En el mes de octubre moderaron su escalada y en España se situaron un 1,6% por encima de los niveles marcados en el mismo mes del año anterior, mientras que en Galicia, por primera vez en 14 meses, lo hacen a una intensidad menor: 1,5%. Sin embargo, este menor ritmo de incremento de los precios que ha tenido lugar en el último mes en Galicia no es suficiente para que esta abandone el particular podio de comunidades donde más se padece el despertar de la inflación.

Y es que la huella de la escalada de principios de año es todavía palpable cuando se observa que Galicia es la tercera comunidad en donde más crecen los precios en el acumulado de 2017. Pese a enfriar sus avances en los últimos meses, Galicia cosecha una inflación del 2,25% entre enero y octubre, casi dos décimas más que en el conjunto de España (2,08%). Tan solo en Cataluña (2,32%) y Castilla y León (2,29%) crecen más.

Dos son los elementos que explican que los gallegos sean los que con más intensidad padecen esta escalada de precios. En primer lugar está el apartado que engloba las facturas de la luz, gas y agua. El encarecimiento de la electricidad como consecuencia de una sequía que reduce la aportación de las centrales hidroeléctricas provocan que esta rúbrica se dispare en Galicia un 10,2% en lo que va de año respecto al año anterior. En el resto de España, por el contrario, la escalada es del 8,4%.

El otro, el precio de los carburantes, que según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), crecen en Galicia un 8,8%, cuatro décimas más que en el conjunto del Estado. Esta evolución enquista el problema con el que se topan los conductores gallegos cada vez que rellenan el depósito de combustible, para lo que deben destinar casi cinco euros más que de lo que abona, de media, un consumidor que reposta en las estaciones de servicio del resto de España.

La lista de rúbricas que se encarecen más en Galicia que en el resto de España no acaba ahí. El aceite se encarece un 4,1% en la comunidad, un punto más que en el Estado. El precio del pescado y la carne de porcino escala un 3,8% en Galicia, frente al 2,7% y 1,9% que, respectivamente, se registra en España. En el lado contrario está la leche, que, una vez más, vuelve a caer en Galicia. Se abarata un 2,4%, tres veces más que en el resto de España.

Reduce la competitividad

La escalada de precios tiene otra derivada. Al compartir moneda con otros 18 países, que un producto se encarezca más en Galicia que en otras regiones del proyecto común -la inflación avanza un 1,57% en el bloque comunitario-, reduce la competitividad de la economía de la comunidad. Esto se debe a la posibilidad de que los consumidores modifiquen sus compras y en lugar de comprar estos productos que se han encarecido, los sustituyan por los de otros fabricantes que los ofrezcan a menores precios.

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