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Juan Rosell: "España tiene una legislación que te empuja a hacer horas en negro"

"La gente está parada, se ha quedado en el escalón de abajo y no quiere subir"

Juan Rosell, este viernes en Vigo // José Lores

Juan Rosell está acostumbrado a meterse en charcos - "luego me salgo y ya está" - y resulta a veces políticamente incorrecto. Ingeniero industrial, cree que la formación es el "gran tema". "Muchas de las cosas que te están enseñando hoy no van a servir para nada dentro de diez o quince años".

- ¿Y cómo se soluciona esa descoordinación?

- Con adaptación a la realidad. Mi madre quería un Ford Fiesta y mi padre movió cielo y tierra para poder conseguirlo en el 70. Antes solo unos privilegiados podían utilizar según qué cosas, y hoy en día todo el mundo puede viajar, tiene un smartphone, un coche?

- Ahora que habla de coches y de tecnologías. Hace falta gente especializada, y no se encuentra.

- Lo de la formación es tremendo, un drama.

-Sí, ¿y cómo se arregla?

- Nos estamos equivocando en la educación. No hacemos la formación profesional necesaria, no hacemos la formación dual, y estamos invirtiendo un montón de dinero en carreras universitarias que no tienen salida. El gran tema de este país es cómo invertimos en formación para no quedarnos en el camino. Nos quita productividad, y necesitamos incrementarla para mejorar el valor añadido y poder tener sueldos mayores. Lo que no puedes hacer es subir salarios sin mejorar la competitividad.

- El gran debate.

- Si las personas a las que tienes que pagar no son más productivas y tienen mayor formación va a ser difícil que aumentes los salarios.

- Su exposición es que hay que mejorar competitividad para que revierta en salarios?

- En la última negociación colectiva dijimos que estábamos dispuestos a subir sueldos y que queríamos hacerlo. Pero oigan, ayúdennos, que se obligue a tener más formación, mójense un poquito. Y no fuimos escuchados. Si no tenemos más productividad este país no sube los salarios ni tiene productos de más valor añadido, que no se crean por arte de magia.

- Imagínese que tiene que decirle eso al trabajador de una factoría. Me aventuro a decirle que lo que él cree es que no quiere subirle el sueldo.

-Yo le digo: formación. ¿Quieres más formación, estás dispuesto a hacer la formación que te pide la empresa y algo más? ¿A invertir alguna que otra hora tuya para tener más formación? Desgraciadamente la respuesta casi siempre no es favorable. La gente está quieta, parada, conformada con lo que tiene. Como si no quisiera arriesgarse a seguir subiendo. Está pasando, en según qué sectores no encuentras gente. ¿Por qué? Porque la gente se ha quedado en el escalón de abajo y no quiere subir, porque es más simple hacerlo así. Si asciendes te piden compromiso y la diferencia de sueldo no es muy distinta, y eso también es una explicación. La responsabilidad tiene que estar mejor pagada.

- ¿Dónde se ha quedado el incremento del PIB que no se ha volcado en una subida de salarios?

- Aquí hubo un crecimiento muy fuerte de los salarios hasta antes de la crisis. A partir de ahí se redujeron porque se perdieron cuatro millones de puestos de trabajo y cerraron miles de empresas. Llevamos tres años en los que la recuperación está siendo importante, pero se está jubilando gente con salarios altos y están llegando nuevas ocupaciones con salarios más bajos. Es eso, de ahí que el nivel medio de salarios vaya bajando. Y esto no va a ir mejorando hasta que tengamos en torno a un millón o dos millones más de personas ocupadas.

- ¿Teme que haya conflictividad laboral si no se suben los sueldos? Lo han advertido los sindicatos.

- Los sindicatos cometieron un grandísimo error no aceptando lo que nosotros pusimos sobre la mesa. Dijimos entre el 1,2 y el 2,5%, y ahora se están firmando al 1,7%. No lo entiendo. Y con la inflación en el 1,6%. Nuestra apuesta era buenísima, todavía no sé por qué no lo aceptaron. De cara al año que viene pondremos sobre la mesa cosas parecidas. Cuando una empresa va bien hay que tenerlo en cuenta, y cuando va mal hay que apretarse el cinturón. En España en este momento el 40% de las empresas que pagan impuesto de Sociedades están en beneficios; el resto, en pérdidas. Cuando la mitad de las empresas de este país tengan beneficios podremos empezar a cantar victoria.

- La empresa también hará un mea culpa sobre la productividad.

- Sin duda, sin duda. Hay ahora ya muchos convenios colectivos de empresa que incluyen una parte variable en función de si ha ganado dinero o ha subido productividad. Si hubiese un compromiso real con el absentismo estaríamos dispuestos a subir salarios como una parte variable.

- ¿En qué nivel está a día de hoy?

- Alrededor del 5%. Y en algunas administraciones, del 20 o el 25%. Y se dispara los lunes y los viernes, y cuando hay un partido de fútbol? Esto es así, es una realidad. Y después tenemos el tema de las horas extra, porque para las pymes las 80 horas son totalmente insuficientes, hacen falta muchas más. Prácticamente las tienes que hacer en negro, y en negro nadie quiere hacerlas porque cuanta menos economía sumergida mucho mejor. Pero tenemos una legislación que te empuja a hacer horas en negro.

- ¿Cree que se legisla de espaldas a la empresa?

- Pero no es aquí, es que va de espaldas a la realidad del día a día. Yo siempre digo que con los cambios que se hacen en el impuesto de la renta primero se tendría que hacer una prueba con los 350 diputados. Si el 90% lo saben hacer, tiramos para adelante con la ley; si no, para atrás. Y hasta que no sea lo suficientemente fácil como para que el 90% de los diputados lo sepan hacer bien y entender esa ley queda parada. Bueno, no tendríamos leyes.

- Vaya.

- Es que lo hacemos todo tan complicado y tan ilegible? En este momento en España hay 160.000 leyes en vigor, es imposible de entender, de poderlas saber y cumplir.

"El empresariado catalán está partido en dos"

  • - ¿Cómo se encuentra el empresariado catalán? --Igual que la sociedad catalana: dividido en dos. Tenga en cuenta que hay muy poco empresario multinacional, muy poco que exporte? El gran empresario es el que vende en un territorio a 50 metros, el quiosco, el bar, el ultramarinos, la peluquería? Es dificilísimo de entender fuera de Cataluña pero es así. - Si hace seis meses le hubiesen dicho que Sabadell y CaixaBank dejarían de tener sede fiscal en Barcelona, ¿se lo hubiese creído? - Qué va, de ninguna de las maneras. Pero no tuvieron otra opción. El Banco Central Europeo tiene unas reglas de juego para el sistema financiero europeo, y no tenían otra opción los bancos. No podían hacer más de lo que hicieron, punto. Ahora la cosa se ha tranquilizado con las elecciones del 21 de diciembre, que es darnos una oportunidad a ver si somos capaces de arreglar todo esto entre todos. Que tengo mis dudas, ¿eh? ¿En qué dirección? No lo sé. Y creo que no lo sabe nadie, en el tema de Cataluña nadie se juega nada a las apuestas. - ¿Qué le parece que su homólogo en Galicia [por Antón Arias] haya abogado públicamente por una consulta pactada en Cataluña?. - Hay ideas para todos los gustos, y yo también tengo montones de ideas. Y no las puedo decir [ríe]. - Tenía que preguntárselo. -Todos hacemos declaraciones con toda la buena intención del mundo para intentar arreglar las cosas. Yo de vez en cuando me meto en algún otro charco. - Al margen de Cataluña, la situación en la CEG es muy complicada. -Yo lo que quiero es que se pongan de acuerdo, y se lo digo siempre. Al final es de película porque hablas con los cuatro y que sí, y luego no hay manera. - A ver, llevamos así años. - Pero no piensen que son los únicos. En muchas organizaciones en un momento dado existen estos problemas y no pasa nada. De vez en cuando, cuando hay conflicto se dicen cosas que en otro contexto no te atreves a decir. No se preocupen, tampoco es cuestión urgente. Las organizaciones provinciales y sectoriales siguen funcionando, y si fuese un tema tan grave se pondrían de acuerdo esta tarde.

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