En el reino del petróleo quieren aprender a vivir sin él. Que cuando se termine no tengan que cambiar mercedes por camellos, como auguró el impulsor de la explosión económica de los Emiratos Árabes, Rashid Bin Saeed Al Maktoum, cuando le preguntaban por el futuro del país. Se han decantado por crear un oasis cultural frente al mar con copias de museos como el Guggenheim en una especie de Plan Marshall ilustrado a golpe de petrodólares. La primera gran pinacoteca de este proyecto abre el sábado, se llama Louvre de Abu Dhabi, ha costado 570 millones de euros y fue construida por una empresa gallega: Grupo San José. Será una sede del icono cultural francés durante al menos 30 años, durante los cuales el emirato deberá pagar 1.000 millones por el uso del nombre y la cesión temporal de obras.

La compañía presidida por Jacinto Rey ejecutó la obra en una joint venture junto con las locales Arabtect y Oger Abu Dhabi, en la que participó con un 33% del accionariado. La construcción ocupa 64.000 metros cuadrados de superficie a lo largo de 55 edificios con doce galerías, auditorio, museo infantil, tiendas y restaurantes. Y, a modo de sombrero, una cúpula de 180 metros de diámetro de 7.500 toneladas de acero sostenidas por cuatro puntos para dar la impresión de estar suspendida en el aire. El diseño es del francés Jean Nuvel, premio Prtizker, para quien la cúpula está pensada para dar "sensación de felicidad y protección". Entre los tesoros que alberga está una estatua del rey egipcio Ramsés II, la Cabeza de Buda, páginas del "Corán Azul", un autorretrato de Vincent Van Gogh o la fuente de luz "Al Weiwei".

Las características orográficas de la isla de Saadiyat (a 10 minutos del centro de Abu Dabi) complicaron los trabajos de la firma pontevedresa con desarrollos acuáticos, de excavación y subestructuras para soportar el peso del complejo. De hecho en 2009, antes de la adjudicación del museo en sí (fue en 2013)-, se instaló una plataforma temporal sobre el mar para poder trabajar en seco. Se instalaron 4.000 pilares de hormigón armado y acero y 21.000 metros cúbicos de cemento para hacer el soporte del edificio central. Y este Louvre del desierto, que quiere ser "mucho más que un museo", como dijo esta semana el presidente de la Autoridad de Turismo y Cultura de Abu Dabi, Mohamed al Mubarak, también habrá ascensores made in Vigo. Son los de Enor, integrada desde 2013 en el gigante mundial de los sistemas de elevación Otis.

La experiencia emiratí de San José no se ciñe al ámbito cultural porque acaba de terminar la estructura de un macrocomplejo residencial en la misma isla, la de Saadiyat, que tendrá 240.000 metros cuadrados de superficie construida, nueve edificios para 441 viviendas, más de 34.000 metros de superficie de recreación pública y 1.929 plazas de aparcamiento. Se trata del Mamsha Al Saadiyat, proyecto de otros 300 millones en el que la constructora gallega participa con Pivot Engineering & General Contracting.

Más de la mitad del volumen de negocio de Grupo San José procede del exterior, sobre todo después de deshacerse del ladrillo para evitar la quiebra. Casi el 90% de su facturación depende de la rama de construcción, que a su vez bebe principalmente de la edificación no residencial en el extranjero (184,5 millones de facturación a cierre del tercer trimestre).