La actividad en los astilleros de Navantia en Ferrol y Fene estuvo ayer paralizada y solo trabajó el personal de servicios mínimos. Se trata de la primera jornada de la huelga indefinida que en principio durará hasta el próximo miércoles y que ha convocado en solitario el sindicato CIG ante la negativa de la patronal de acatar el pago de los acuerdos salariales de 2001 para los trabajadores de la industria auxiliar. Los manifestantes han formado grandes piquetes que han impedido la entrada tanto de los operarios de la plantilla principal de Navantia como de las compañías auxiliares para ejercer así presión a la dirección del grupo con el objetivo de que cumpla sus compromisos.

La CIG celebró ayer asambleas generales ante las antiguas factorías de Bazán y Astano en las que reivindicó la aplicación de los acuerdos salariales pendientes en la industria auxiliar, problemática que desembocó en estas protestas. Por eso, insta a los demás sindicatos a que "se pongan del lado de los trabajadores". La compañía criticó con dureza la medida. El director de los astilleros, Ramón Suárez, aseguró que se tratas de "una grave irresponsabilidad que puede tener consecuencias muy negativas sobre la ejecución de los programas en marcha", con "algunos de ellos para clientes internacionales", que tendrá efectos "tanto sobre el futuro de Navantia y sobre el empleo actual y futuro en la zona".