Los gestores de la vieja Pescanova (o Pescanova SA) confían en que la Justicia permita a la compañía recuperar su peso en el accionariado de Nueva Pescanova, aunque reconocen que -de ser desestimadas sus dos últimas demandas y tener que pagar las costas-, la cuantía podría ser "inasumible" y llevarle a la insolvencia. "Los tribunales van a darnos la razón tarde o temprano", vaticinó a Efeagro el presidente del consejo, Luis Malo de Molina, quien criticó a los responsables de la Nueva por intentar "pasar por encima de los acuerdos" suscritos en 2015.

El enfrentamiento entre las dos partes en las que se dividió el grupo Pescanova es público y notorio, y se dirime en sede judicial, donde actualmente existen cinco procedimientos abiertos, de acuerdo con sus propios cálculos. "En ningún caso puede ser una opción no hacer nada", pese a los riesgos, ha defendido Malo de Molina. Mientras que la vieja Pescanova es una sociedad de cartera que quedó en manos de los accionistas originales, la Nueva está controlada por la banca acreedora y concentra la parte productiva.

El conflicto entre ambas se ha recrudecido tras la ampliación de capital de Nueva Pescanova, que en la práctica provocó la dilución de la participación que tenía la vieja, que pasó del 20 al 1,65%. Además de impugnar esta ampliación de capital, han pedido a la Justicia que anule una comisión de 300 millones de euros pagada por Nueva Pescanova a los bancos acreedores tras cancelar un crédito "súper sénior". "En el fondo, lo que quiere Nueva Pescanova es deshacer los complejos arreglos y acuerdos a los que llegamos todas las partes [...] Nueva Pescanova tiene que entender que no puede desconocer estos acuerdos apenas dos años después de que se tomaran", zanjó Malo de Molina.