Banco Santander anunció ayer por la tarde, poco después de que la Unión Europea autorizase definitivamente la compra del Popular, la venta del 51% de la cartera de inmuebles adjudicados, créditos dudosos procedentes del sector inmobiliario y otros activos relacionados con esta actividad de Popular al fondo Blackstone. La entidad que preside Ana Botín llevaba semanas con la negociación abierta con tres entidades y fondos de inversión pero la operación no fue cerrada oficialmente hasta ayer.

La transacción es la mayor operación inmobiliaria realizada en España por entidades privadas -la Sareb o banco malo público superó en compras este volumen- y supondrá crear una sociedad, al estilo de un banco malo al que se traspasarán activos (suelo, vivienda, naves y hoteles) con un valor bruto contable agregado de 30.000 millones y el 100% de Aliseda. La valoración de los activos (sin Aliseda) asciende sin embargo ahora a 10.000 millones -con 9.700 millones en créditos y activos inmobiliarios y 300 millones más en activos fiscales diferidos (DTA)-, por los que Blackstone pagará 5.100 millones y asumirá la gestión de una enorme cartera inmobiliaria en España. En ella se encontrarán, previsiblemente, los 1.200 pisos, garajes, locales comerciales, trasteros o fincas rústicas que figuran en Galicia en manos de Aliseda.

La valoración definitiva de los activos está sujeta a cambios en función del volumen de los mismos que tenga como remanente a la fecha del cierre y la integración de Aliseda.

El Santander explicó que los 5.100 millones que desembolsará Blackstone ya se encuentran "en línea" con el valor de los activos, incluyendo las provisiones y los saneamientos realizados en el balance de Popular tras su compra, de forma que "no genera plusvalía ni minusvalía material". Con el traspaso a la nueva compañía, Popular desconsolidará de su balance este conjunto de activos.

La venta se produce tras un proceso de selección competitivo al que optaron tres compañías internacionales, de entre las que fue elegida Blackstone por "plantear la mejor oferta" en términos económicos y en cuanto al plan estratégico, según el comunicado del Santander.

La operación tendrá un impacto positivo en el capital CET1 fully loaded de Santander de doce puntos básicos, que se suman a la recuperación de cinco puntos básicos que se habrían consumido por la recompra del 51% de Aliseda acordada el pasado junio. La operación se cerrará en el primer tercio de 2018.

El presidente de Santander España y de Popular, Rodrigo Echenique, valoró la operación porque reduce la exposición inmobiliaria en el balance de Popular y el responsable global de inmobiliario de Blackstone, John Gray, cree que refleja la confianza del fondo en "la recuperación económica de España".

Por otro lado, la Comisión Europea (CE) dio ayer luz verde de forma definitiva a la compra del Banco Popular por parte del Santander, que lo adquirió por un euro el 7 de junio con la resolución de la entidad. Bruselas precisó que la operación no plantea problemas de competencia en el Espacio Económico Europeo y consideró que las cuotas de mercado conjuntas de los dos bancos son limitadas (inferiores al 25%) y seguirá habiendo competidores fuertes en todos los mercados afectados.

La Comisión añadió que ha investigado la incidencia de la operación en los mercados nacionales y regionales españoles y portugueses de servicios bancarios minoristas y empresariales, de arrendamiento financiero, de gestión de deudas con descuento y de prestación de servicios de cajero automático.